M u l t i n a t i o n a l - B l o g - o f - A r t - a n d - L i t e r a t u r e - f r o m - D e n v e r

Sunday, September 26, 2010

NOS HAN DADO LA TIERRA (El llano en llamas) de JUAN RULFO (1917-1986) México


   

—por John Montañez Cortez—


Nos han dado la tierra es el primero de los diecisiete cuentos que componen el clásico de la literatura mexicana —e hispanoamericana— El llano en llamas (1953), del extraordinario escritor y fotógrafo mexicano Juan Rulfo (1917-1986). Rulfo, a pesar de utilizar diálogos con marcados regionalismos del campo mexicano, no sólo logró popularizar y traspasar las fronteras de la literatura mexicana a otros países hispanoparlantes, sino a nivel mundial —sus cuentos, y sobre todo su novela, Pedro Páramo (1955), ya se estaban traduciendo a varios idiomas—.

En Nos han dado la tierra se describe la resequedad, la soledad, el polvo de la llanura rural mexicana —maestramente descrita por Rulfo— dando marco al entorno social de la época y a las tierras que los gobernantes —período de la revolución mexicana— asignaban a los pobres y desposeídos. En la página tres hay este ejemplo magistral que describe la topografía regional:

No, el Llano no es cosa que sirva. No hay ni conejos ni pájaros. No hay nada. A no ser unos cuantos huizaches trespeleques y una que otra manchita de zacate con las hojas enroscadas; a no ser eso, no hay nada.

Juan Rulfo
En la temática social del campesino mexicano —problemática ampliamente difundida en la obra global del artista— encontramos este delicioso diálogo:

—Pero, señor delegado, la tierra está deslavada, dura. No creemos que el arado se entierre en esa como cantera que es la tierra del Llano. Habría que hacer agujeros con el azadón para sembrar la semilla y ni aun así es positivo que nazca nada; ni maíz ni nada nacerá.

En diciembre de 1966, cuando visitó Bogotá, durante una entrevista con la prensa, Rulfo expresó varios puntos de vista donde consideraba que el escritor tiene la misión conjunta de plantear problemas sociales y de hacer obra de arte. Y cito:

Los problemas sociales se pueden plantear de una manera artística. Es difícil evadir de una obra el problema social, porque surgen estados conflictivos, que obligan al escritor a desarrollarlo”.





Sunday, September 19, 2010

Franz Kafka (1883-1924)

            Alguien tenía que haber calumniado a Josef K, pues fue detenido una mañana sin haber hecho nada malo. La cocinera de la señora Grubach, su casera, que le llevaba todos los días a eso de las ocho de la mañana el desayuno a su habitación, no había aparecido. Era la primera vez que ocurría algo semejante.

Apertura del capítulo uno —La detención— de la obra El procesoDer Prozess (narración inconclusa, y a veces absurda, común denominador del universo kafkiano) del enigmático autor austrohúngaro Franz Kafka (1883-1924). En la primera edición de 1925 que su amigo Max Brod publicó —antes de morir, Kafka le pidió que quemara sus manuscritos; «Nadie debe leerlos», dijo; petición póstuma que afortunadamente fue ignorada—, comentó que el manuscrito no llevaba título. Brod documentó que Kafka siempre se refirió a ese trabajo bajo esa denominación, por lo cual no podemos excluir que El proceso quizá haya sido sólo un título provisional.

Monday, September 13, 2010

Jean-Paul Sartre (1905-1980)


«Cada edad tiene su propia poesía; en cada edad las circunstancias de la historia escogen una nación, una raza, una clase que toma la antorcha para crear situaciones que pueden ser expresadas o transcendidas sólo a través de la poesía.»

Jean-Paul Charles Aymard Sartre fue un filósofo existencialista francés, dramaturgo, novelista, guionista, activista político, biógrafo y crítico literario.

Sunday, September 12, 2010

Salón de belleza (1994) - Mario Bellatin

 —por John Montañez Cortez


Esta semana pasé por una librería del centro de Denver, de pura casualidad divisé —siempre que visito una librería voy a la sección de libros en español, en particular, literatura en español— una novela corta, de la colección andanzas de Tusquets editores, con un título bastante desconcertante: Salón de belleza, cuyo autor, pude leer —escritor totalmente desconocido para mí, hasta ese momento—, era un tal Mario Bellatin. El libro estaba sellado con un plástico protector, así que no tuve la oportunidad de ojearlo. Sólo cuando leí lo que los editores escribieron en la contraportada, para ilustrar de lo que trataba la novela, fue cuando decidí comprarla.

En la contraportada pude leer lo siguiente: «Una peste extraña comienza a fulminar paulatinamente a los habitantes de una gran ciudad. Rechazados por sus semejantes, hay quienes no tienen siquiera un lugar dónde terminar sus días. Un peluquero, que hasta ahora ha regentado con grandes esfuerzos un exitoso salón de belleza, decide dar refugio a los moribundos. Aficionado a los peces exóticos que en sus acuarios decoran el salón, el peluquero debe convertir su establecimiento en un moridero medieval. ¿Qué padecimiento puede estar diezmando a los huéspedes de este improvisado enfermero, carente al parecer de motivos filantrópicos? Con el paso del tiempo ya sólo los peces multicolores serán testigos indiferentes de su desapegada labor higiénica, de un deber cercano a la santidad verdadera, que no conoce los paliativos naturales o los consuelos piadosos. En un espacio claustrofóbico, mientras la soledad lo acecha, el protagonista ofrece un definitivo canto a la vida. Sin conmiseración, sin moraleja».
            
foto: esquirelat.com
La leí en una sola sentada. La contraportada no mentía. Era todo lo crudo y real que una muerte, a causa de enfermedades terribles —toda la novela di por entendido que se trataba del SIDA— y más. Comprueba que siempre hay formas donde la nueva literatura puede llenar espacios y describir, de tan inusual y directa manera, como con el estilo —innovador para mí— y fuerza en la narrativa de este talentoso y excéntrico escritor mexicano.

Salón de belleza es una lectura cruda, y puede que hasta pesada para algunos, pero donde los sentidos parecen trabajar sin ser estimulados por algo físico. La imaginación de la mente los transporta irremediablemente a ese sitio bendito, y maldito al mismo tiempo, donde se vive, junto al personaje, toda su alicaída y repugnante realidad. Definitivamente, un relato alucinante e innovador.


foto: Fernando Villa del Ángel
Mario Bellatin nació en la Ciudad de México en 1960 —de padres peruanos, creció en Perú, donde se publicaron sus primeras obras y se dio a conocer en el ámbito literario—, es autor de las novelas cortas Mujeres de sal, Efecto invernadero, Canon perpetuo, Salón de belleza, Damas chinas, Poeta ciego, El jardín de la señora Murakami, Shiki Nagaoka: una nariz de ficción, Flores, La escuela del dolor humano de Sechuán, Jacobo el mutante y Perros héroes. Se han traducido al francés y al alemán: Poeta ciego y Salón de belleza; esta última fue nominada al Premio Médicis a la mejor novela extranjera editada en Francia en 2000. Bellatin ganó el premio Xavier Villaurrutia 2001 con la novela Flores, y en 2002 obtuvo la beca Guggenheim. En 2000 fundó la Escuela Dinámica de escritores, que constituye una forma novedosa de aproximarse al hecho creativo. En 2008 recibió el Premio Nacional de Literatura convocado por el Instituto Municipal de Cultura, Turismo y Arte de Mazatlán, en México; este premio le ha sido otorgado en ediciones anteriores a autores como Octavio Paz, Angeles Mastreta y Elena Poniatowska, entre otros.
            
Mario Bellatin regresó a su país natal y fijó allí su residencia. El escritor Sergio Pitol dijo: «Con Mario Bellatin entre nosotros la novela vuelve a ser un género mayor.»




Saturday, September 11, 2010

Oscar Wilde en Leadville, Colorado (1882)


            En reciente paseo por las montañas rocosas, visité el pueblo de Leadville, enclavado en el corazón de las montañas del estado de Colorado. Leadville fue un pueblo minero de la plata muy próspero e importante, de hecho llegó a ser la segunda ciudad con más población —después de Denver— a finales del siglo diecinueve. Sobre la avenida Harrison —una de las calles principales— está una vieja edificación de ladrillos rojos y grandes ventanales donde aún se puede leer el nombre de lo que representó, en su época, uno de los teatros más elegantes al oeste del río Mississippi, el Tabor Opera House, inaugurado en 1879.
            Ese día, con gran asombro, me enteré que Oscar Wilde se presentó en ese teatro la noche del jueves 13 de abril de 1882 como parte de un Tour por Norteamérica —realizó 170 presentaciones en diez meses— dictando conferencias sobre Estética, Artes decorativas en interiores y exteriores para casas, El renacimiento inglés e Historia del arte.
            Poco tiempo después escribió sus impresiones, de esa gira, en Impressions of America 1882 (Impresiones de Estados Unidos), y cito:

«Desde Salt Lake City uno viaja sobre las grandes planicies de Colorado y sube hasta las Montañas Rocosas, sobre cuya cima está Leadville, la ciudad más rica del mundo. También tiene la reputación de ser la más ruda, donde cada hombre lleva consigo un revólver. Me habían dicho que si iba lo más seguro es que ellos me dispararían, o a mi manejador de viaje. Les escribí y les dije que nada que pudieran hacerle a mi manejador de viaje me iba a intimidar. Ellos son mineros, hombres que trabajan con los metales, así que les dicté una conferencia sobre La ética del arte. Les leí pasajes de la autobiografía de Benvenuto Cellini —escultor, grabador y escritor florentino (1500-1571), y uno de los orfebres más importantes del Renacimiento italiano— y se mostraron muy deleitados. Fui reprendido por mis oyentes por no haberlo traído conmigo. Les expliqué que él ha estado muerto desde hace un buen tiempo, lo que sacó la pregunta ¿Y quién le disparó? Luego me llevaron a un salón de danza donde vi el único método racional para la crítica del arte que jamás haya encontrado. Sobre el piano había un cartel que decía:
PLEASE DO NOT SHOOT THE PIANIST.
HE IS DOING HIS BEST
(Por favor no disparar al pianista. Está haciendo lo mejor que puede)
La mortalidad entre los pianistas en ese lugar es asombrosa. Me invitaron a cenar, y después de haber aceptado, tuve que descender a una mina en un compartimiento raquítico en el cual fue imposible ser elegante. Habiendo llegado al corazón de la montaña, cené. El primer plato consistió en whisky, el segundo en whisky y el tercero whisky.»

Oscar Fingal O'Flahertie Wills Wilde (1854–1900) fue un escritor irlandés, poeta y un prominente estético (ciencia que trata de la belleza y de la teoría fundamental y filosófica del arte). Después de escribir en diferentes formas a través de 1880, se convirtió en uno de los dramaturgos más populares de Londres a comienzos de 1890. Hoy él es recordado por sus muchos epigramas, por sus obras de teatro —las cuales aún son representadas—, y por la tragedia de su encarcelamiento y consecuente muerte prematura. El retrato de Dorian Gray (1891) fue su única novela publicada.

Thursday, September 9, 2010

El universo de Jorge Luis Borges

El Universo (que otros llaman la Biblioteca) se compone de un número indefinido, y tal vez infinito, de galerías hexagonales, con vastos pozos de ventilación en el medio, cercados por barandas bajísimas. Desde cualquier hexágono, se ven los pisos inferiores y superiores: interminablemente.

Apertura de La biblioteca de Babel, Mar del Plata, 1941
Jorge Luis Borges (1899-1986) 

Saturday, September 4, 2010

Los cigarros del faraón (1934) - Hergé (Las aventuras de Tintín)

Editorial Juventud - Barcelona

—por John Montañez Cortez—

          Hace años, cuando estaba en la primaria, un compañero de clases me prestó un libro de historietas, tamaño álbum, y de pasta dura. Quedé fascinado con lo interesante de la trama y la complejidad y realismo de los dibujos. El llamativo título decía Los cigarros del faraón, con la letra “o” —de faraón—, en forma de símbolo atractivo y misterioso. A partir de entonces me convertí en fan, incondicional, y de por vida, de Las aventuras de Tintín, del afamado caricaturista belga Georges Remi, conocido mundialmente por su pseudónimo literario de Hergé.

          Los cigarros del faraón apareció en 1934 en blanco y negro, sólo hasta 1955 vio la luz en su primera versión en colores con 62 páginas. En esta aventura Tintín se encuentra enredado en una red de narcotraficantes de Egipto y la India que lo llevan hasta ese lejano, misterioso y mágico país. Al mismo momento, es en esta aventura que Tintín conoce a los despistados policías Hernández y Fernández (Dupond et Dupont), quienes a la postre se convertirán en partícipes importantes en consecuentes aventuras. Sólo al leer la primera página se aprende mucha geografía. Tintín, al comienzo de la trama, le cuenta a Milú —su fiel mascota— las escalas de la travesía del crucero: atravesar el Canal de Suez, Aden, Bombay, Colombo, Singapur, Hong-Kong, y finalmente, Shanghái.


Antecedentes: Georges Prosper Remi (1907 – 1983) Hergé, —pronunciación francesa de "RG", sus iniciales al revés— escribió e ilustró una serie de álbumes de aventuras Les Aventures de Tintin et Milou (Las Aventuras de Tintín, en español), de tradición franco-belga, desde 1929 hasta su muerte en 1983, dejando la aventura de Tintín número veinticuatro, Tintín y el Arte-Alfa, sin terminar. Su trabajo ha perdurado como una fuerte influencia en los cómics, particularmente en Europa. Fue exaltado al Salón de la Fama de los Cómics en 2003.


Las notables cualidades en las historias de Tintín incluye un vívido humanismo y una sensación de realismo, fruto de investigaciones meticulosas y, claro está, por el estilo de línea limpio de Hergé. Los lectores adultos disfrutan con la gran cantidad de referencias satíricas de la historia y la política del siglo veinte. En Le Lotus bleu —quinto álbum de la serie— (El loto azul), por ejemplo, fue inspirado por el incidente Mukden que condujo a la guerra Chino-Japonesa en 1934. El Le sceptre d’Ottokar (El cetro de Ottokar, octavo álbum de la serie) pudiera ser leído como un antagonismo de fondo al Anschluss de Hitler —anexión de Austria a la "Gran Alemania" por el régimen Nazi en 1938—, o pudiera ser interpretado en el contexto de la lucha entre La guardia de hierro rumana y el rey Carlos II de Rumania. Otros álbumes más recientes, como L’Affaire Tournesol, octubre de 1956 (El asunto Tornasol, decimoctava aventura) representan la Guerra Fría (Cold War 1947-1991). 


          Hergé se ha convertido en uno de los belgas más famosos del mundo y Tintín es aún un éxito internacional. La influencia en la inspiración aventurera de Hergé viene desde su juventud con sus primeras incursiones en clubes de exploradores (scouting). El tan esperado Museo Hergé fue abierto al público en Louvain-La Neuve, Bélgica, en Junio de 2009 y fue diseñado por el arquitecto ganador del premio Pritzker, Christian de Portzamparc. El museo refleja lo prolífico del trabajo de Hergé el cual había permanecido, hasta ahora, almacenados en diferentes estudios y cajas de seguridad bancarias.

          El año pasado —10 de enero de 2009— Tintín cumplió 80 años pero aún es un joven reportero. En 1929 Tintín partió en tren en dirección de la Unión Soviética; fue la primera aventura junto a su inseparable Milou (Milú), Tintin au pays des soviets (Tintín en el país de los soviets). Los soviéticos han pasado a la historia pero estas aventuras aún retienen su magnetismo e interés original. Hoy en día los libros de Hergé han sido publicados y republicados en cantidades aún mayores y son la fuente de inspiración de artistas, escritores, productores y directores.

          En ochenta años, indiscutiblemente, Tintín se ha ganado su puesto entre las grandes figuras de la literatura mundial. En 1999, siguiendo una encuesta realizada por el diario francés Le Monde, los lectores de este periódico colocaron a El loto azul en la posición número dieciocho entre los libros que dejaron huella en el siglo veinte. Ciertamente Tintín se encuentra en distinguida compañía, hombro a hombro con Aldous Huxley, Solzhenitsyn y Anne Frank, entre otros.





Datos curiosos: Desde 1929 más de 230 millones de copias se han vendido; Las Aventuras de Tintín han sido traducidas a más de setenta idiomas; Tintín exploró la luna en 1954, quince años antes que Neils Armstrong; Hernández y Fernández, los policías idénticos en aspecto y vestimenta, sólo se diferencian por la forma del bigote.