Alguien tenía que haber calumniado a Josef K, pues fue detenido una mañana sin haber hecho nada malo. La cocinera de la señora Grubach, su casera, que le llevaba todos los días a eso de las ocho de la mañana el desayuno a su habitación, no había aparecido. Era la primera vez que ocurría algo semejante.
Apertura del capítulo uno —La detención— de la obra El proceso —Der Prozess— (narración inconclusa, y a veces absurda, común denominador del universo kafkiano) del enigmático autor austrohúngaro Franz Kafka (1883-1924). En la primera edición de 1925 que su amigo Max Brod publicó —antes de morir, Kafka le pidió que quemara sus manuscritos; «Nadie debe leerlos», dijo; petición póstuma que afortunadamente fue ignorada—, comentó que el manuscrito no llevaba título. Brod documentó que Kafka siempre se refirió a ese trabajo bajo esa denominación, por lo cual no podemos excluir que El proceso quizá haya sido sólo un título provisional.
No comments:
Post a Comment