–por Frank Montanez–
Dentro del mundo de la fotografía, hay muchos artistas provenientes de un sin número de países. Sin embargo, como todo en la vida, la conexión que hay entre estos artistas es bien estrecha. Muchos fotógrafos conocen a otros homólogos durante sus carreras –ignorando quizás su relevancia– y luego los amantes del arte conectan los cabos sueltos para descubrir la cercanía que hay entre ellos y la influencia que se ejercen el uno al otro; dentro de este gigantesco entorno de las artes visuales, el mundo, es un pañuelo.
Tal es el caso del fotógrafo mexicano Manuel Álvarez Bravo. Nacido en la Ciudad de México en el año 1902 y quien aprendió fotografía por sí solo; demostró grandes cualidades artísticas y una visión única –para su época– desde sus inicios.
En el año 1925, Manuel fue ganador de un concurso fotográfico en la ciudad de Oaxaca, dejando así entrever su genialidad. Dos años más tarde, en 1927, Álvarez Bravo regresa a la ciudad de México donde conoce a Tina Modotti –modelo, actriz y fotógrafa italiana quien emigró a los Estadoss Unidos muy joven–. Tina, a su vez, introduce a Manuel al círculo cultural y artístico de la ciudad, conociendo a muchos artistas desempeñados en diferentes medios, entre ellos, el famoso fotógrafo norteamericano, Edward Weston y a su compatriota –y maestro de los murales– Diego Rivera.
Edward y Diego alientan, e incentivan, a Manuel a continuar su carrera fotográfica. Se conoce que Edward Weston le escribió a Manuel Álvarez Bravo diciéndole:
“La fotografía es afortunada de tener a alguien con su punto de vista, no es común que un grupo de fotografías me estimulen al punto del entusiasmo” ["Photography is fortunate in having someone with your viewpoint. It is not often I am stimulated to enthusiasm over a group of photographs."]
El estilo fotográfico de Manuel Álvarez Bravo, tiene mucho en común con el estilo de Edward Weston. Retratos de objetos inanimados con cualidades humanísticas, la visión fantasiosa de sus composiciones y el contraste espectacular de sus fotografías, hacen eco con las imágenes famosas de Weston.
En el año 1925, Manuel fue ganador de un concurso fotográfico en la ciudad de Oaxaca, dejando así entrever su genialidad. Dos años más tarde, en 1927, Álvarez Bravo regresa a la ciudad de México donde conoce a Tina Modotti –modelo, actriz y fotógrafa italiana quien emigró a los Estadoss Unidos muy joven–. Tina, a su vez, introduce a Manuel al círculo cultural y artístico de la ciudad, conociendo a muchos artistas desempeñados en diferentes medios, entre ellos, el famoso fotógrafo norteamericano, Edward Weston y a su compatriota –y maestro de los murales– Diego Rivera.
Edward y Diego alientan, e incentivan, a Manuel a continuar su carrera fotográfica. Se conoce que Edward Weston le escribió a Manuel Álvarez Bravo diciéndole:
“La fotografía es afortunada de tener a alguien con su punto de vista, no es común que un grupo de fotografías me estimulen al punto del entusiasmo” ["Photography is fortunate in having someone with your viewpoint. It is not often I am stimulated to enthusiasm over a group of photographs."]
El estilo fotográfico de Manuel Álvarez Bravo, tiene mucho en común con el estilo de Edward Weston. Retratos de objetos inanimados con cualidades humanísticas, la visión fantasiosa de sus composiciones y el contraste espectacular de sus fotografías, hacen eco con las imágenes famosas de Weston.
Al mismo tiempo, Álvarez Bravo capta escenas de la vida cotidiana y del folklore, únicos de su país natal, las cuales son cualidades que identifican y diferencian a los murales de Diego Rivera; tal vez esta influencia proviene al documentar su trabajo.
La carrera artística de Manuel, se desenvuelve durante una época de explosión artística en México y también es influenciada por el movimiento surrealista.
La carrera artística de Manuel, se desenvuelve durante una época de explosión artística en México y también es influenciada por el movimiento surrealista.
La genialidad de Manuel Álvarez Bravo, no sólo se expande a lo largo y ancho del hermoso territorio mexicano, sino también transciende sus fronteras. En 1935 Álvarez Bravo expone su trabajo en la galería de arte Julien Levy de Nueva York, junto al afamado fotógrafo francés Henri Cartier-Bresson y al norteamericano Walker Evans. También a finales de los años treinta enseña fotografía en la Academia San Carlos, afianzando así su influencia en este medio.
Álvarez Bravo está considerado una de las figuras más influyentes en la fotografía contemporánea de México y Latinoamérica. Sus fotos han sido publicadas a nivel mundial.
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