Monday, November 29, 2010

Where Angels Fear to Tread - E.M. Forster (1879-1970)

«They were all at Charing Cross to see Lilia off―Philip, Harriet, Irma, Mrs. Herriton herself. Even Mrs. Theobald, squired by Mr. Kingcroft, had braved the journey from Yorkshire to bid her only daughter good-bye. Miss Abbott was likewise attended by numerous relatives, and the sight of so many people talking at once and saying such different things caused Lilia to break into ungovernable peals of laughter».



Así comienza el capítulo uno ―sería descabellado intentar siquiera traducirla al español, sin dañar la magia en la cual fue concebida― de esta entrañable e inolvidable novela Where Angels Fear to Tread ―Donde los ángeles no se aventuran―, del no menos célebre novelista británico E.M. Forster. Fue escrita en 1905 y publicada por vez primera por la afamada editorial del escocés William Blackwood & Sons. Originalmente Forster la tituló Monteriano, pero el título final proviene de una línea del libro An Essay on Criticism, por Alexander Pope, que dice: For fools rush in where angels fear to tread. En 1991 el director británico Charles Sturridge la llevó a la gran pantalla en una típica producción del cine de la Gran Bretaña.


El plot principal pareciera bastaste trivial, en los primeros capítulos, pero va creciendo y enmarañando las pasiones de los personajes en una forma que quedas irremediablemente atrapado en la dinámica de la narrativa misma. La viuda Lilia Harriton viaja a la región Toscana de Italia acompañada de su joven compañera de viaje, Caroline Abbott. Lilia queda enamorada de Italia y de un apuesto italiano mucho más joven que ella y decide quedarse. Furiosos, la familia de su esposo muerto, envían al cuñado de Lilia para prevenir el inconveniente casamiento, pero llega tarde. Ya Lilia se había casado con el italiano y estaba embarazada nuevamente. Durante el alumbramiento de su hijo, ella muere.


Edward Morgan (E.M.) Forster (1879-1970) fue un novelista inglés, increíble escritor de narrativas cortas, ensayista y libretista. Es mejor conocido por sus irónicas y muy bien hilvanadas novelas que examinan primordialmente las diferencias de clases sociales y la hipocresía de la sociedad británica a comienzos del siglo veinte. Forster poseía un impulso humanista siempre dirigido al entendimiento y la simpatía, magistralmente resumido en el epígrafe de su novela Howards End, en 1910: “Only connect”.

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