M u l t i n a t i o n a l - B l o g - o f - A r t - a n d - L i t e r a t u r e - f r o m - D e n v e r

Monday, May 30, 2011

La última carta de Virginia Woolf (1882-1941) England UK


Virginia Woolf

«Querido,
Estoy segura que me estoy volviendo loca otra vez. Siento que no podemos pasar por otro de esos terribles momentos. Y no me voy a recuperar esta vez. Empiezo a oír voces y no puedo concentrarme. Así que estoy haciendo lo que parece ser la mejor cosa por hacer. Me has dado la mayor felicidad posible. Has estado en todos los sentidos en todo lo que cualquiera podría ser. No creo que dos personas podrían haber sido más felices hasta que llegó esta terrible enfermedad. No puedo luchar por más tiempo. Sé que estoy destrozando tu vida, que sin mí podrías trabajar. Y lo harás lo sé. Ves ni siquiera puedo escribir esto correctamente. No puedo leer. Lo que quiero decir es que te debo toda la felicidad de mi vida a ti. Has sido completamente paciente conmigo e increíblemente bueno. Quiero decir… quiero que todos lo sepan. Si alguien me hubiera salvado, habrías sido tú. Todo se ha ido de mí excepto la certeza de tu bondad. No puedo seguir arruinando tu vida por más tiempo.
No creo que dos personas podrían haber sido más felices de lo que hemos sido.
V».
Virginia y Leonard Woolf

En esta dramática nota —tomada de la extraordinaria biografía Virginia Woolf: A Biography, por su sobrino Quentin Bell y traducida al español por este servidor—  están las últimas palabras escritas por Woolf a su esposo Leonard, en su casa, la fría y despejada mañana del viernes 28 de marzo de 1941. Minutos antes había escrito dos cartas, en su famoso estudio del jardín, a las dos personas más queridas por ella: Leonard y Vanessa, su hermana mayor y madre de Quentin Bell. En ambas cartas ella explicó que oía voces, que estaba convencida que nunca podría recuperarse y que no podía continuar arruinando la vida de su marido.
Como a las 11:30 puso la carta sobre la chimenea de la sala, salió llevando consigo su bastón de caminar y atravesó las praderas de agua hasta el río cercano. Leonard creía que ella pudo haber hecho al menos un intento anterior por ahogarse, si así fue, ciertamente había aprendido de sus fallas y esta vez estaba determinada ha lograrlo. Dejando su bastón en la orilla forzó una enorme roca en el bolsillo de su abrigo. Luego se fue a su muerte, “la única experiencia”, como ella decía, “de nunca describir”.
    
Habitación de Virginia Woolf en Monk's House
Adeline Virginia Woolf  fue una escritora inglesa, ensayista, editor y escritora de cuentos, considerada como una de las principales figuras literarias modernistas del siglo XX. Durante el período de entreguerras, Woolf fue una figura importante en la sociedad literaria de Londres y miembro del conocido Círculo de Bloomsbury. Sus obras más famosas incluyen las novelas: La señora Dalloway (1925), Al faro (1927) y Orlando (1928), y el ensayo Una Habitación Propia (1929), con su famoso dictamen, "Una mujer debe tener dinero y una habitación propia si quiere escribir ficción."
Virginia Woolf y T.S. Eliot
Virginia Stephen se casó con el escritor Leonard Woolf en 1912. A pesar de su material de condición baja —Woolf se refiere a Leonard, durante el compromiso, como “Judío sin dinero”—, la pareja compartió un estrecho vínculo. De hecho, en 1937, Woolf escribió en su diario: "Hacer el amor -  después de 25 años no puedo soportar estar separados ... ves, es un enorme placer ser querida: una esposa. Y nuestro matrimonio, tan completo".
Los dos también colaboraron profesionalmente, en 1917 fundaron Hogarth Press, la cual posteriormente publicó novelas de Virginia, junto a trabajos de T.S. Eliot, Laurens van der Post y otros.
Woolf pasó a publicar novelas y ensayos como intelectual público,  alcanzando ambos éxitos, de la crítica y del público. Gran parte de su trabajo fue auto-publicado por la editorial Hogarth. Ha sido aclamada como uno de los más grandes novelistas del siglo XX y uno de los modernistas ante todo.
En la portada: Retrato de
Virginia Woolf por Vanessa Bell
Las peculiaridades de Virginia Woolf, como escritora de ficción, han tendido a oscurecer su fuerza central: Woolf es sin duda la gran novelista lírica en el idioma Inglés. Sus novelas son muy experimentales: una narrativa, con frecuencia sin incidentes y corriente, se refracta —casi se disuelve— en la conciencia receptiva de los personajes. El lirismo intenso y el virtuosismo estilístico se funden para crear un mundo con sobreabundancia de impresiones auditivas y visuales.
Después de terminar el manuscrito de su última novela Entre actos —publicada póstumamente—, Woolf cayó en una depresión similar a la que había experimentado antes. El inicio de la Segunda Guerra Mundial, la destrucción de su casa de Londres durante el Blitz, aunado a la fría recepción dada a su biografía de su difunto amigo Roger Fry, hicieron que su estado empeorara hasta que ella no pudo trabajar. El 28 de marzo Woolf entró al río Ouse, cerca de su casa y se ahogó. El cuerpo de Woolf no fue encontrado hasta el 18 de abril de 1941. Su esposo enterró los restos cremados en un olmo en el jardín de la Monk’s House, su hogar en Rodmell, Sussex, Reino Unido.

Monk's House a las afueras de Rodmell, Sussex, UK



Para más información sobre la casa de Virginia y Leonard Woolf pueden visitar: https://www.nationaltrust.org.uk/monks-house




jmc

Monday, May 23, 2011

Honoré de Balzac (1799-1850) Francia

Balzac en 1842
(Daguerrotipo por Louis-Auguste Bisson)
«La convicción trae una silenciosa e indefinible belleza en las caras hechas de la arcilla humana más común; el devoto adorador en cualquier santuario refleja algo de su brillo dorado, así como la gloria de un amor noble brilla como una especie de luz del rostro de una mujer».




Honoré de Balzac (1799 - 1850) fue un novelista y dramaturgo francés. Su obra magna fue una secuencia de cuentos y novelas colectiva titulada La Comédie humaine, que presenta un panorama de la vida francesa en los años posteriores a la caída de Napoleón en 1815.


Gracias a su aguda observación del detalle y la representación de una sociedad auténtica, Balzac es considerado como uno de los fundadores del realismo en la literatura europea. Conocido por sus personajes de múltiples facetas: complejos, ambiguos moralmente y plenamente humanos. Sus escritos influyeron en muchos novelistas posteriores como Marcel Proust, Émile Zola, Charles Dickens, Edgar Allan Poe, Fiódor Dostoievski, Gustave Flaubert, Marie Corelli, Henry James, William Faulkner, Jack Kerouac e Italo Calvino, y filósofos como Friedrich Engels. Muchas de las obras de Balzac se han convertido en —o han inspirado— películas y son una fuente continua de inspiración para escritores, cineastas y críticos.



Busto de Balzac por Auguste Rodin (1892)
Victoria and Albert Museum, Londres.
Lector entusiasta, y pensador independiente cuando niño, Balzac tuvo problemas para adaptarse al estilo de enseñanza de su escuela primaria. Su naturaleza premeditada le causó inconvenientes a lo largo de su vida y frustró sus ambiciones de triunfar en el mundo de los negocios. Cuando terminó la escuela, Balzac era un aprendiz en un despacho de abogados, pero le dio la espalda a los estudios de leyes cansado de su inhumanidad y la rutina banal. Antes y durante su carrera como escritor, trató de ser un editor, impresor, empresario, crítico y político, fracasó en todos estos esfuerzos. La Comédie Humaine refleja sus dificultades en la vida real e incluye escenas de su propia experiencia.


Balzac sufrió de problemas de salud durante toda su vida, posiblemente debido a su intensa agenda en la escritura. Su relación con su familia fue forzada a menudo por el drama personal y financiero, y terminó varias amistades por culpa de las críticas. En 1850 se casó con Ewelina Hanska, su amor de toda la vida; murió cinco meses después.


jmc

Tuesday, May 17, 2011

También la Lluvia (2010) de Iciar Bollaín



Iciar Bollaín empezó a la edad de 15 años como actriz. Después de abandonar su carrera de Bellas Art, se dedicó íntegramente al cine. A sus 25 años fue elegida como mejor actriz española por la revista valenciana Cartelera Turia y recibió el Premio Ojo Crítico II Milenio de Radio Nacional de España 1993. Antes de recibir sendos premios, Iciar había trabajado en más de 12 largometrajes, entre los que destacan El Sur (Víctor Erice, 1983), Malaventura (Manuel Gutiérrez Aragón, 1989), Sublet (Chus Gutiérrez, 1991), Un paraguas para tres (Felipe Vega) y Jardines colgantes (Pablo Llorca, 1993). Casada con el guionista escocés, Paul Laverty, Iciar Bollaín siempre ha destacado por su compromiso como mujer, recibiendo el premio ¨Ciudad de Cuenca¨ a su trayectoria en el II Festival de Cine 'Mujeres en Dirección' de la capital conquense. También es miembro de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España.


Su primer estreno como directora fue ¨Hola, estás sola?¨ en 1995, que obtuvo buenas críticas y gran éxito en la taquilla. Así como también tuvo una nominación como Mejor Directora Novel en el Festival de Cine de Valladolid de ese mismo año. De esta interesante mujer cabe destacar su versatilidad como guionista, actriz y directora. Con un currículo extenso y envidiable, Iciar ha trabajado como guionista del director Ken Loach, como actriz en más de 24 largometrajes (sin incluir los suyos propios) y ha encontrado tiempo para dedicarse a la ardua tarea de dirigir con 5 películas a sus espaldas, 5 cortometrajes y un video-musical. Comprometida con la igualdad de las mujeres y con la sociedad, esta vez nos ofrece de la mano del guionista Paul Laverty, También la lluvia.

El argumento de esta película transcurre en Cochabamba, Bolivia. Exactamente en Abril del 2000, cuando estalla ¨la guerra del agua¨ y su población se enfrenta, sitiando la ciudad, a los intereses de la multinacional norte americana Bechtle que tenía el control del suministro y gestión del agua. En este contexto, se nos narra cómo Sebastián (Gael Garcia Bernal) y Costa (Luís Tosar) como director y productor respectivamente, intentan rodar una película acerca del conquistador Cristóbal Colón y la relación de la corona española con los indígenas del lugar, así como con aquellos curas que defendieron sus derechos.
¨También la lluvia¨ es una obra donde predominan los planos exteriores y donde se utilizan mucho los planos abiertos entre las relaciones de sus personajes, que augmenta aún más la importancia de lo que acontece en la sociedad boliviana de Cochabamba. En esta película dentro de otra película, vemos entremezclados los intereses de un productor insaciable, un director apasionado por su trabajo, actores que creen en sus personajes, reporteros sedientos de noticias, etc…frente a la lucha por el derecho a ¨beber en paz¨, la represión y el hostigamiento que padecen los líderes de dicha población. Cabe destacar la interpretación de Karra Alejalde (Cristobal Colón y Antón) que consigue elevar su actuación al nivel de impresionante. Echo que le fue premiado con el Goya 2011 a Mejor Actor de Reparto. Los actores Luis Tosar, Gael García Bernal, Carlos Santos (Fray Bartolomé de las casas y Alberto) y Raúl Arévalo (Antonio Montesinos y Juan), obtienen un gran resultado en pantalla, como no, por sus grandes e indiscutibles dotes interpretativas.



Pero en el caso de Juan Carlos Aduviri (Hatuey y Daniel) en mi opinión es magnífico. Juan Carlos ya recibió el premio a mejor actor revelación en el Festival de Cine de Francia ¨Les Arcs¨ y optó a Mejor Actor Revelación en los Goya 2011 que fue otorgado a Francesc Colomer por su papel de niño en Pà Negre. De este actor y profesor de cine en la Escuela Municipal de Artes de El Alto, destacaría su mirada en pantalla, el compromiso que adquiere con su personaje y la elocuencia en ausencia de palabras que este nos muestra, pues en sus brillantes gestos se respira la humanidad e integridad que poseen sus personajes.

Pienso que esta película de por sí ya tiene suficientes avales para que ustedes se interesen por ella, así como por los múltiples trabajos que su directora ha realizado. A mi parecer, También la lluvia posee una excesiva luminosidad y donde se llega a añorar algunos planos cortos y oscuros que nos harían apreciar mejor la relación entre sus personajes. Como también se anhela más carácter en su música y en el posicionamiento y ángulos de las cámaras. La duración de la película (103 minutos) se queda corta para todo lo que en ella acontece. Pues el espectador parece desear aún más información sobre sus personajes y el argumento de la obra.
Así pues, También la lluvia es una película cuanto menos emotiva, que nos recuerda los paralelismos que siguen existiendo entre 1500 y la sociedad actual. Disfrútenla si pueden, por la tarde antes de salir con los amigos/as o parejas y así tendrán tema del que hablar durante un buen rato. Viva el cine!

Tuesday, May 10, 2011

Poema: Juguetes - por Rabindranath Tagore (1861-1941) India


Tagore en 1914

"Juguetes"

Niño, qué feliz eres sentado en el polvo, 
divirtiéndote toda la mañana con una ramita rota.

Sonrío al verte jugar con esa ramita rota.

Estoy ocupado haciendo cuentas y paso horas sumando cifras.

Tal vez me miras con el rabillo del ojo y piensas: «¡Qué forma de arruinar la mañana con un juego tan estúpido como ese!»

Niño, he olvidado el arte de estar embebido entre palitos y tortas de barro.

Persigo entretenimientos costosos y amontono oro y plata.

Tú juegas alegre con todo cuanto encuentras, yo dedico mis fuerzas y mi tiempo a la conquista de cosas que nunca podré obtener.

En mi frágil canoa pretendo cruzar el mar de la ambición, y llego a olvidar que también estoy jugando un juego. 



Rabindranath Tagore y Albert Einstein

Sir Rabindranath Tagore fue un poeta, novelista, músico, pintor y dramaturgo bengalí. Nació en Calcuta ―actual India― en 1861. Como autor de Gitanjali, con sus “profundamente sensitivos, frescos y hermosos versos”, fue el primer ganador ―no europeo― del Premio Nobel de Literatura en 1913. Su poesía traducida fue vista como espiritual, esto aunado a su fascinante persona, le dieron un aura de “profeta” en occidente. Su "elegante prosa y mágica poesía" aún permanecen considerablemente desconocidas fuera de los confines Bengalíes.






Sunday, May 1, 2011

La espera (El Aleph) 1952 - Jorge Luis Borges


—por John Montañez Cortez—

La espera es el relato número quince de las diecisiete piezas fantásticas —excepto Emma Zunz e Historia del guerrero y de la cautiva, según el propio autor— que componen el maravilloso libro, del gran Jorge Luis Borges, El Aleph.

La espera —junto a otros tres relatos— fue incorporado a la reedición de 1952. La edición original de 1949 constaba de trece cuentos.

En el epílogo, el propio Borges escribe acerca de este cuento:

«De “La espera” diré que la sugirió una crónica policial que Alfredo Doblas me leyó, hará diez años, mientras clasificábamos libros según el manual del Instituto Bibliográfico de Bruselas, código del que todo he olvidado, salvo que a Dios le corresponde la cifra 231. El sujeto de la crónica era turco; lo hice italiano para intuirlo con más facilidad.»

Este alucinante cuento es prueba suficiente de lo intrincado y profundo —ambigüedades kafkaianas, quizá— del pensamiento dentro del laberinto borgesiano. En sólo seis y media páginas, el señor Alejandro Villari —personaje central— espera su fatal destino. Pero no es concluyente si el sujeto está soñando, ha sido una pesadilla, o está pasando y es asesinado realmente.

El sujeto vive cosas como: amistarse con un viejo perro lobo; ir al cinematógrafo y verse reflejado en la trama; asistir a un consultorio dental en el barrio bonaerense del Once por un dolor de muela repentino.

Borges nos tiene acostumbrados a este juego mágico de interpolaciones con la realidad, el infinito, el razonamiento cabalístico, los enigmas y los laberintos. ¿De qué huye el señor Villari? ¿de la policía? ¿de la mafia?¿cometió algún delito? ¿es culpable o inocente? ¿se merece este final?, si es que en verdad hubo una predestinación fatal. Quizá todo fue un mal sueño. Interrogantes que Borges deja en la conciencia del lector, y claro, intercalando metáforas y aforismos que son su marca personal.

Algunos que extraje del cuento y que me gustaron sobre manera:

«No lo sedujo, ciertamente, el error literario de imaginar que asumir el nombre del enemigo podía ser una astucia.»

«A diferencia de quienes han leído novelas, no se veía nunca a sí mismo como un personaje del arte.»

«Oscuramente creyó intuir que el pasado es la sustancia de que el tiempo está hecho; por ello es que éste se vuelve pasado en seguida.»

Lo que sí queda claro es que Alejandro Villari tuvo la clarividencia —o quizá fue Borges— de leer una Divina comedia que encontró en un estante con libros a ras del suelo, en la pieza que rentó. «Menos urgido por la curiosidad que por un sentimiento de deber», como escribió Borges en su cuento; dándole a Dante la excusa perfecta para condenar a Villari al último círculo, «donde los dientes de Ugolino roen sin fin la nuca de Ruggieri.»