«El
libro me pareció un poco mamón porque no fui lo suficientemente crítica. Pero
el chiste del libro es que todo lo que allí aparece se lo dije a Octavio [Paz]
en su propia cara. Le dije, por ejemplo, que era indignante la forma en que
había tratado a Carlos Fuentes y quizás por el solo hecho de decírselo frente a
frente no se enojó. Al contrario, le preguntaba con frecuencia: “¿Has visto a
Carlos Fuentes?” Hasta que su esposa le dijo: “¿Por qué no tomas tú el teléfono
y le llamas? Octavio leyó Las palabras del
árbol un año antes de que se publicara y
me permitió decir impertinencias que no le habría permitido a otro. Sus
correcciones fueron mínimas y básicamente tuvieron que ver con la correcta
escritura de apellidos de escritores extranjeros.»
Así comentaba Elena Poniatowska sobre un defecto que
padece su libro Las palabras del árbol
dedicado al nobel mexicano Octavio Paz en entrevista con Javier Aranda Luna,
publicada en La Jornada Semanal en
1999; y la cual transcribí de la excelente obra biográfica Elenísima, Ingenio y figura de Elena Poniatowska (Editorial Planeta
Mexicana - booket, 2009) del doctor Michael K. Schuessler —la edición en inglés
fue nominada al Premio Pulitzer—.
Y es que hablar de Elena Poniatowska es hablar de un
péndulo cultural mexicano donde su prolífica obra oscila —con envidiable armonía—
entre un periodismo lúcido y una literatura excepcional.
No es casualidad que el gran escritor Carlos
Monsiváis dijera de Elena “[…] es la mejor, más intensa cronista de la múltiple
realidad mexicana… Es una institución del periodismo y de la vida cultural,
tanto más necesaria cuanto más reconocidas su lucidez y su generosidad.”
con Gabo |
Es
decir, “[…] una Alicia en el país de los testimonios.”; ahora citando a Carlos
Fuentes.
Si señor John. Veo que sigues siendo una rata de biblioteca. Precisamente hoy en televisión española han dedicado un programa de cultura en homenaje a Carlos Fuentes, haciendo preguntas sobre su obras y demás. Como bien dicen el mejor homenaje es leerlo o releerlo.
ReplyDeleteMe encantan tus artículos literarios!
Ramon