Saturday, August 25, 2012

Prologue to an Autobiography - V.S. Naipaul - Isla Trinidad (1932)


«Y allí estaba mi propia presencia en Inglaterra, escribiendo: la carrera no era posible en Trinidad, una pequeña colonia, principalmente agrícola, y mi visión del mundo no podía excluir ese hecho importante.

Así que paso a paso, libro a libro, a pesar de buscar sólo escribir el siguiente libro, me embebí en el conocimiento.

Escribir era aprender.

Comenzando un libro, siempre me sentí que estaba en posesión de todos los hechos acerca de mí mismo, al final me ha sorprendido siempre.

El libro antes siempre resultó haber sido escrito por un hombre con un conocimiento incompleto.
Y el primero, el que comenzó en la sala de los freelances, parece haber sido escrito por un inocente, un hombre en el principio del conocimiento, tanto sobre sí mismo como sobre la carrera de escritor que había sido su ambición desde niño.»


El aclamado autor de The Mystic Masseur (El curandero místico, 1957) y Premio Nobel de Literatura 2001, Sir Vidiadhar Surajprasad Naipaul, nos revela en Prologue to an Autobiography, la primera de dos reveladoras narrativas —Finding the Center, Alfred A. Knoff, New York, 1984—, como el propio proceso de escribir es para él un acto de exploración, una manera de penetrar y encontrar el centro de ambos mundos: familiar y foráneo.






  

Sunday, August 12, 2012

Elías Canetti o la profesión de escritor


—Alberto Hernández—
La conciencia de las palabras
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En enero de 1976, Elías Canetti pronunció un discurso en Múnich. Entre otras cosas dijo: “Pues lo cierto es que, hoy en día, nadie puede llamarse escritor si no pone seriamente en duda su derecho a serlo”. De esta manera, el Premio Nobel de Literatura 1981 liquida la idea del hombre encerrado en una cripta, rodeado de libros, absorto en sus fantasmas.

El título de esta crónica es el mismo de un ensayo contenido en La conciencia de las palabras, del autor búlgaro y, precisamente, recoge la angustia sobre los peligros en los que se encuentra el mundo. De allí que sean los escritores los que salen a tragarse el humo de los vehículos, los insultos del poder y el gas de la represión, así como las protestas de quienes sobreviven entre el sobresalto diario y la muerte.

Quien no tome conciencia de la situación del mundo en que vivimos, difícilmente tendrá algo que decir sobre él”. ¿Cómo se vive en cualquier paisaje si quien se dice escritor mira desde su miopía el polvo de unas letras que contamina la realidad y la misma imaginación? No se trata del viejo tema del compromiso y la llamada realidad. Se trata de saberse parte del universo, de sus movimientos, de las revelaciones humanas, de la decadencia de los dioses, de la ascensión de la muerte en bombas y disparos. Se trata de ser parte de la política, aun cuando sea para registrarle los bolsillos.


Elías Canetti
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Los escritores que viven en castillos de cristal amasan la fortuna del silencio. Atajados por el temor a ser colocados en el sitio de la realidad, presumen de puros, de estar más allá de los pecados humanos, toda vez que los ángeles que escriben tienen alas y revolotean alrededor de la vida y de la muerte.

Tal vez valga la pena preguntarse si, dada la situación actual de este planeta, existe algo en virtud de lo cual los escritores —o los que hasta ahora han sido considerados como tales— puedan ser de utilidad”.

En efecto, ¿Para qué sirve un escritor si la conciencia que tiene de las palabras es solamente lúdica, estrictamente literaria, ficción pura, poesía abstracta? El mundo, tan dinámico, cargado de estupideces y crímenes, bien vale la participación de la presencia de los escritores. Por supuesto, no bajo la batuta ideologizante del poder, porque éste tiene sus intereses bien fundados. Así, “la literatura podrá ser lo que quiera, pero muerta no está, como tampoco lo están quienes se aferran todavía a ella”.

Se escribe sobre la piel de los hechos, sobre el cuerpo vivo de un mundo agitado por la política, la pobreza y los cataclismos naturales. En ese juego, calcado por la inteligencia humana más sensible, se debe colocar el ojo de quien usa las palabras como arma, como reflexión.


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En estos días de tomas de decisiones, es bueno retomar las páginas de los escritores que vivieron los momentos más terribles de la persecución. Los que murieron en nombre de su oficio y de su conciencia, plasmaron la evidencia de que valió la pena, de que la libertad es el don más preciado del ser humano. Es decir, el uso de las palabras no exime al escritor de formar parte de los hechos, de las acciones que intentan convertirse en absoluto. Un escritor debe tener la libertad para tratar todos los temas, para abordar la luz y la sombra, para luchar por la vida y pelearse a muerte con la muerte. Un escritor no es un héroe, pero tampoco debe ser presa del miedo. “Un escritor sería, pues —tal vez hayamos encontrado la fórmula con excesiva rapidez—, alguien que otorga particular importancia a las palabras; que se mueve entre ellas tan a gusto, o acaso más, que entre los seres humanos; que se entrega a ambos...”. Palabras para los hombres, la humanización de la escritura, sin olvidarse de la calidad de éstas, porque la mediocridad, el poco cuido, la falta de pulitura ensucia la libertad que éstas ofrecen al acercarse al lector, quien deberá ser siempre el objetivo de la escritura.

Recibiendo el Premio Nobel de Literatura en 1981
La responsabilidad del escritor para con los suyos tiene que ver con el estrujamiento del talento. Tal responsabilidad reclama la presencia de la belleza, por muy hosca y dura que sea la realidad. Escribir es un acto de sensibilidad. Y por muy estéril que sea el tema, se impone la calidad idiomática, que es la raíz de toda imagen, de todo esfuerzo por conjugar lo verbal y lo humano. Una palabra que no vibre, es letra muerta. Una palabra fría es un cadáver de la conciencia. Por eso, con Canetti, es preciso ponerlo todo en duda, así la misma profesión de escritor y la sexualidad de los ángeles que se creen musas de la realidad.



Wednesday, August 1, 2012

Blackthorn, Sin Destino (2011) dirigida por Mateo Gil


CINE.Lo prometido es deuda… por Ramon Hernandez (España) 

Mateo Gil, director y guionista
Aquí me tienen otra vez para hacerles partícipes de uno de los más bellos inventos que la humanidad ha creado jamás, el cine. Como bien anuncié en mi último escrito, vengo a hablarles de Blackthorn, Sin Destino (2011) dirigida por Mateo Gil. Oriundo de Las Palmas de Gran Canarias, este guionista y director español debutó como cineasta con un controvertido thriller ambientado en la semana santa de Sevilla, titulado Nadie conoce a nadie (1999) e interpretado por Eduardo Noriega y Jordi Mollà. Hombre de grandes habilidades cinematográficas, Mateo Gil es un talentoso guionista y amigo del famoso director Alejandro Amenábar con el que ha colaborado en los largometrajes Tésis (1996), Abre los ojos (1997), Mar adentro (2004) y Ágora (2009). Su buen hacer como guionista atrajo al director Cameron Crow que hizo un remake de Abre los Ojos, titulado Vanilla Sky (2001), interpretada por Tom Cruise y Penélope Cruz.

James Blackthorn cabalgando 
Sinceramente he de decirles que el género western me cautivó ya desde niño. Jugando a indios y vaqueros, avancé en mi infancia siempre identificándome más con los primeros. Talvez por la libertad y armonía con la que vivían, por su capacidad de supervivencia, por su sigilo a la hora de acechar a sus presas y como no, por sus maravillosos caballos pintos. Como referente tengo guardadas en mi memoria grandes películas dirigidas por John Ford, entre las que se encuentran El hombre que mató a Liberty Valance (1962), Fort Apache (1948) y Rio Grande (1950). Un hombre llamado caballo de Elliot Silverstein (1970) o El juez de la horca dirigida por John Huston (1972) estan también acomodadas en mi retina. Pero este es otro cantar.

Imagen de las montañas andinas
Volviendo a lo que nos interesa les diré que Blackthorn es un gran western. Rodado en Bolivia, tiene todos los ingredientes necesarios para dejar al espectador satisfecho con el pase de esta película. 

Disfrutaremos de la frondosidad verdosa de los montes andinos, los paisajes desérticos de tierra rojiza y de sal, de los ríos de aguas frescas, de sus lluvias, de sus montañas rocosas, así como de sus tierras secas y de escasa vegetación que arrojarán a nuestros ojos imágenes perfectas para dejar rodar la imaginación y deleitarse con la trama que nos engulle. Además el vestuario de este largometraje a cargo de Clara Bilbao que fue ganadora del Goya 2012 por su trabajo y el maquillaje a cargo de Ana López-Puigcerver son excelentes. Cuidando hasta el más mínimo detalle, veremos clásicas cinchas de caballería, sillas de montar decoradas elegantemente y otras curtidas por los años de galope, alforjas de cuero, botas, fundas de pistolas y rifles, vestimentas tradicionales bolivianas y sus telares,  vestidos y trajes de época, sombreros donde se ve reflejado el paso y la huella del hombre blanco español que anduvo por Bolivia. Todos estos detalles y muchos más les harán disfrutar si son amantes de este género. He de decir que la música a cargo de Lucio Godoy, me ha recordado mi estancia en Denver. Un country con sentimiento y sencillez, de gran calidad y del que estoy convencido que a más de algún amigo americano le arrancaría un That’s good stuff man al oír la banda sonora.


Respecto a la dirección artística a cargo de Juan Pedro de Gaspar, comentarles que fue galardonada con el Goya 2012 por ello. Pareciéndome muy acertadas las interpretaciones de Sam Sherpard, Eduardo Noriega, Stephen Rea y Magaly Solier. También el montaje y  el sonido en directo me  causaron una grata impresión. Al mismo tiempo cabe destacar la luz y la claridad natural que se ve en más de una escena que es impactante a los ojos del espectador. No esperen el duelo de pistoleros clásico en este género, no lo van a encontrar. En mi caso no lo he echado en falta, pero si lo desean le pondremos el punto negativo a este largometraje por no haberlo incluido. Eso sí disparos y persecuciones haberlas ahílas.

Siendo el guión de Miguel Barros una historia bien cerrada, tiene lo que se necesita para engancharte a la trama sin que te des cuenta. En palabras del director Mateo Gil, el western es un género profundamente moral. En él, los personajes se enfrentan a la vida y a sus grandes temas (la libertad, el compromiso y la lealtad, el valor, la traición, la propiedad y el dinero, la justicia, la amistad e incluso el amor). Y eso es exactamente lo que transmite el guión. Recomiendo verla en versión original aunque yo no lo haya hecho todavía , no duden que lo haré pues se entremezclan en una misma escena, el castellano, el inglés e incluso la lengua o lenguas autóctonas de la zona, reflejando así la natural convivencia entre estas. Los flashbacks que Mateo Gil hace en la película le dan entereza y ritmo al guión, al mismo tiempo que nos muestra su personalidad y vida pasada.

La actriz y cantautora  Magaly Solier
Para terminar me gustaría apuntar el buen hacer de este director con la perfecta conjunción entre planos cortos y planos abiertos que queda patente desde la primera escena. Esta empieza con un zoom hacia atrás de unas montañas altas, verdosas y húmedas, para pasar a hacer un mínimo movimiento de re-encuadre de izquierda a derecha en descenso y acabar parando el zoom dentro de la cabaña de James Blackthorn (Sam Shepard). En este punto, donde parece que el juego con la imagen haya terminado, la cámara hace una pequeña pausa y empieza a girar a la izquierda visualizando la dureza de la madera desgastada y carcomida por la humedad de las alturas, pasando por el marco de la puerta, recreándose en los detalles de la pared, en el interior de la cabaña, para terminar con la escena amorosa del vaquero Buch tiernamente acostado al lado de una  belleza andina llamada Yana, interpretada espléndidamente por Magaly Solier. En mi opinión, sublime delicadeza.

Al terminar Blackthorn, sin destino mi impresión no fue otra que quedarme con ganas de más western, de saber cómo sería la vida de su protagonista e incluso deseando que su director se atreviera a profundizar en este género abandonado por muchos de sus compañeros de profesión e imaginando ver algún duelo a los que hice referencia anteriormente.

Solo me queda recomendarles la web de Blackthorn http://www.blackthornthemovie.com/ por si quieren curiosear y hacerles partícipes de dos pequeños descubrimientos que navegando por los mares internáuticos descubrí. Primero un blog de cine llamado Esculpiendo el tiempo http://johannes-esculpiendoeltiempo.blogspot.com.es/search?updated-min=2012-01-01T00:00:00-08:00&updated-max=2013-01-01T00:00:00-08:00&max-results=50 y segundo el primer trabajo de Mateo Gil, diez minutos antes del beso (1993) http://www.youtube.com/watch?v=NiHZsOYDlws

Como siempre, ¡Disfruten del séptimo arte!