Sunday, October 28, 2012

Flight from Berlin - David John


—John Montañez Cortez—
I.
La historia universal ha sido de gran interés para mí desde muy joven, en especial de la Segunda Guerra Mundial. Husmeando los estantes de una librería local —bibliófilo, mi adicción— un título capturó mi atención. A pesar de no ser asiduo lector de novelas de espionaje en inglés, confieso que la fotografía de oficiales nazis en la portada y la promesa —portada opuesta— de que los amantes de los historical thrillers, y de las historias basadas en la Segunda Guerra, se darían banquete, me animaron a su lectura.

Flight from Berlin (2012 HarperCollins Publishers, New York, NY) —creo que aún no se ha publicado en español— es la primera novela del abogado y publicista galés David John.

John presenta un tema interesante y con mucho potencial; objetivo inicial: hilvanar una trama entrelazando su ficción con personas, sitios y hechos reales.

II.
En 1936 la mayor contienda bélica de la historia aun no estallaba, la Alemania nazi de Hitler quería utilizar los Juegos Olímpicos de Berlín para mostrarle al mundo la grandeza del Tercer Reich. El atleta estadounidense Jesse Owens tenía otros planes. Eleonor Emerson —personaje inspirado en la nadadora olímpica norteamericana Eleonor Holm— fue expulsada del equipo olímpico norteamericano por indisciplina cuando se dirigía a bordo del Manhattan a participar en el magno evento; de todas formas decidió asistir como periodista deportiva. Allí conoce —y se enamora— de Richard Denham, periodista británico, residente de Berlín y protagonista principal. A partir de allí comenzaría una aventura de espionaje donde son perseguidos por los nazis que pretenden recuperar un dossier secreto, el cual podría debilitar a Hitler y por ende al poderoso y nefasto imperio nazi, si se diera a conocer públicamente.

En la lista de personajes históricos que aparecen en la novela pudiéramos mencionar a Joseph Goebbels, ministro de propaganda de Hitler; William Dodd, embajador de Estados Unidos durante la Alemania nazi; Dr. Hugo Eckener, famoso constructor de las aeronaves Graf Zeppelin y Hindenburg; W.R. Hearst Jr; entre otros. En una ocasión hasta la hermosa mano de Eleonor Emerson estuvo muy cerca de ser besada por el mismísimo Führer.

David John
III.
No me mal interpreten, Flight from Berlin —trecientas sesenta y cuatro páginas— es una lectura recreativa, el problema es que la trama está basada en hechos de gran relevancia histórica que bien hubiesen podido ser explotados de una manera más compleja y menos predecible.

El libro está dividido en tres capítulos. El primero sorprende con cierta apatía inicial: situaciones y diálogos diversos que no atañen a la trama principal pero luego da cierto compás de interés en la secuencia; ahora bien, el segundo capítulo cambia y desacelera de una manera radical cuando inserta a los personajes en la calma y las descripciones, a mi juicio innecesarias, del regreso a la vida cotidiana de Londres. Este hecho saca al lector del hilo de suspenso que se intentó en el capítulo precedente. El capítulo final intenta retomar la acción, pero pienso que demasiado tarde, no pudiendo evitar lo previsible y forzadas de las escenas finales.

IV.
El personaje de Eleonor Emerson a veces pareciera que habla y se comporta como una heroína multitask, sofisticada y superdotada de la vida moderna actual, pero rebelde e impetuosa al mismo tiempo, olvidando quizá que es sencillamente una joven atleta americana del año 1936 llegando a una Europa convulsionada y retrógrada: “‘You do that, old girl, you do that,’ Eleanor said, pointing an unsteady finger.”

Cuando aparece un nuevo personaje los acompañan interminables descripciones de las ropas que visten, o cada vez que alguien fuma nos tenemos que enterar de la marca de los cigarrillos.

V.
Francis Bacon dijo, La verdad es tan difícil de decir que a veces necesita de la ficción para hacerla plausible; a pesar de diálogos simplones e inútiles, también John nos demuestra, con diálogos filosóficos draconianos, la esencia del declive Hitleriano:

"Hitler the failed artist, twice rejected by the Vienna Academy of Fine Arts. The entire Nazi movement was founded on disappointment. Goebbels the thwarted journalist. Heydrich the cashiered sailor. The salvation these misfits sought in racial revolution"  Hitler, el artista fracasado, rechazado en dos ocasiones por la Academia de Bellas Artes de Viena. El movimiento nazi entero fue fundado en la decepción. Goebbels el periodista frustrado. Heydrich el marinero destituido. La salvación que estos inadaptados buscaron en la revolución racial—.

Vista del estadio olímpico desde el Hindenburg, 1936
Descripciones Berlinesas y travesías, como la del Hindenburg, no son del todo malas, sin duda en algunos párrafos la narrativa te lleva a viajar a bordo del famoso dirigible: “Eleanor stopped and looked in amazement along the corridor’s length. Lit by widely spaced electric lights it seemed to reach into infinity, with far-distant stars twinkling on the aluminum struts. […] She was surrounded by acres of hydrogen, in every direction”.

Por otro lado, poéticamente no nos podemos quejar. Durante un brutal interrogatorio por los agentes de la temida Gestapo —Geheime Staatspolizei— un oficial de la SS, entre palizas propinadas a un detenido, maquiavélicamente le recita poemas del gran poeta alemán Stefan George:

‘The Lord of the Flies is expanding his Reich;
All treasures, all blessings are swelling his might
Down, down with the handful who doubt him’.

VI.
La lectura de este libro definitivamente entretiene, de hecho cada escena la imaginaba convertida en guión cinematográfico. Ahora si el lector lo que busca es una novela de suspenso con un espionaje intrincado e inteligente, tipo John le Carré, o Daniel Silva, me temo que con Flight from Berlin quedarán un poco defraudados.

David John trabajó años editando libros populares de historia y ciencia. En 2009 se mudó a Berlín donde se documentó para esta novela. Ahora vive en Corea del Sur donde está escribiendo su segunda novela.



Friday, October 19, 2012

Rana - Mo Yan (China)


—por Alberto Hernández—

1.-
Uno lee Rana (traducción de Yifan Li, editado por Cora Tiedra, a través de la Editorial Kailes, Madrid 2011), del recién conocido escritor chino, Premio Nobel de Literatura, Mo Yan, como quien lee una cartilla. Es un libro cuyo narrador da muestras claras de que estuvo sometido a decir pocas cosas por la vieja censura comunista del inmenso país asiático. No obstante, dados los cambios en la nomenklatura china, Mo Yan destiló, gota a gota, muchas de las perversiones cometidas por quienes guiaban desde Beijing los destinos de esa poderosa administración política.

Es un libro de una abrumadora sencillez. Esta novela corta de Mo Yan es la primera que se traduce al español directamente del chino, porque las anteriores han sido vertidas del inglés o de otro idioma occidental, de modo que estamos en presencia de una lectura más cercana a la realidad de quien acaba de ser reconocido con el máximo galardón de las letras mundiales.  Y digo cartilla porque nuestra ignorancia acerca de tantas cosas que sucedieron en esa nación en la década de los años cincuenta, que es cuando el escritor comenzó a ambientar la obra, es casi oceánica pese a informaciones que se filtran.  Se trata de un período en el que se sentía una de las hambrunas más inhumanas provocadas por los delirios de un tipo llamado Mao Zedong, quien se encargó de llevar al máximo su idiotez ideológica hasta los límites más terribles, entre ellos la llamada Revolución Cultural.

Mo Yan concentra su atención en el tema del control de la natalidad ordenado por el gobierno, pero alrededor de ese clima muestra una serie de tópicos que caracterizaron a la China de esos durísimos años de hambre y represión comunista. Por ejemplo, la muerte de las clases sociales obtuvo rango de verdadera presencia de clases en la división que impuso el Estado Rojo mediante el goce de privilegios de parte de los funcionarios, la claque burocrática, la apegada al Partido Comunista. Así lo dice el autor: “…Tres eran los tipos de trabajadores: campesinos pobres, trabajadores independientes o campesinos de un nivel mediano y trabajadores con tierras o campesinos con riquezas”. Estos últimos, generalmente mal vistos, eran los que realmente mantenían el país. Así, los funcionarios y jefes se alimentaban con los cereales de los almacenes mientras el populacho comía raíces e insectos.

Pues bien, en ese medio, una joven mujer estudia los conocimientos básicos de la medicina ginecológica y se encarga de traer niños al mundo, tarea que la convertiría en heroína popular, toda vez que sustituyó a las ancianas “abuelitas” (comadronas) que causaban desgracias y dolores en las parturientas. Es decir, se trata de una médica  universitaria que se dedica enteramente a su trabajo en la comunidad.

2.-
El personaje, Wan Xin, “Corazoncito”, según la tradición china de la época de poner apodos a los niños al nacer,  es el eje central de esta historia relatada en 88 páginas. Ella, a quien también apodaban “Bodhisattva” (diosa de la natalidad), logra conseguir novio en un miembro de la Fuerza Aérea, quien ilusiona a todos, pero que hace lo contrario luego al huir en su avión a Taiwán, donde gobernaba el Kuomintang, partido de Chai-Kai-Shek.  Este evento la transforma. La hacen presa y después  la dejan libre. Se dedica con ahínco a sus labores médicas y al Partido.  El abandono del novio piloto la lleva a un intento de suicidio. Deja escrito con su sangre: “¡…Soy una persona del Partido, cuando muera mi alma también pertenecerá al Partido¡”. Fanatismos de la época. Se salva y es castigada con más trabajo en el hospital.

Superados estos acontecimientos, el gobierno de Mao ordena la planificación familiar. Entonces, la doctora Wan Xin se convierte en una persona odiada por los hombres y mujeres de  su ciudad. Pero ella obedece sin chistar los dictámenes de Beijing.

En 1961, el hambre dobló al pueblo chino: “Las mujeres perdían la menstruación y los hombres la virilidad”. En 1963, con el aumento de producción de boniato la población comenzó a alimentarse mejor, así los hombres recuperaron la virilidad, el bigote y el deseo sexual; las mujeres los pechos. Después casi todas las jóvenes salieron embarazadas. En 1965,  la población aumentó brutalmente, por lo que el gobierno tomó fuertes medidas. 

Un viejo slogan lo recuerda: “Uno no es poco, dos son suficientes, tres son demasiado”, al referirse al número de niños. Regalaron condones, pero no eran usados, píldoras pero eran echadas a la basura. Entonces llegó la vasectomía con persecución y prisión a quien no la aceptara. Hasta que finalmente se impuso a sangre y fuego. Así terminaron los días de gloria de la doctora Wan Xin, la famosa “Tía”, conocida así porque los narradores hacen de sobrinos del personaje.

Rana es una novela donde destacan rasgos del realismo  mágico, por la cercanía lectora de Mo Yan a García Márquez. En la obra aparecen historias que dan cuenta de esta tendencia. Se trata de una historia que devela la realidad pasada y presente de la milenaria China en manos de un régimen que la ha convertido en una potencia imperial, por su imposición demográfica y su expansión terráquea a través de quienes huyen del exceso  de población, motor de miserias e injusticias.



Thursday, October 11, 2012

Mo Yan, Premio Nobel de Literatura 2012


Mo Yan
Sólo la magia de la última tecnología nos permite ser testigos —desde la pantalla de mi notebook— del anuncio de el ganador del Premio Nobel de Literatura 2012 directamente desde Estocolmo.

Hace pocos minutos Peter Englund, secretario permanente de la Academia Sueca, anunció que el escritor chino Mo Yan —pseudónimo por Guan Moye— es el laureado de este año. El premio fue otorgado “por un realismo alucinante que combina los cuentos populares, la historia y lo contemporáneo”.

Felicidades a Mo Yan y al pueblo chino por este merecido reconocimiento.