Saturday, November 10, 2012

Gustavo Adolfo Bécquer, Sevilla (1836) - Madrid (1870)


Gustavo Adolfo Bécquer pintado por su
hermano, Valeriano Domínguez Bécquer en 1862

Rima XXIX

Sobre la falda tenía
         el libro abierto;
en mi mejilla tocaban
         sus rizos negros;
no veíamos las letras
         ninguno, creo;
mas guardábamos ambos
         hondo silencio.
¿Cuánto duró? Ni aun entonces
         pude saberlo.
Sólo sé que no se oía
         más que el aliento,
que apresurado escapaba
         del labio seco.
Sólo sé que nos volvimos
         los dos a un tiempo.
Y nuestros ojos se hallaron
         y sonó un beso. […]


Rima LXXIX

Una mujer me ha envenenado el alma;
otra mujer me ha envenenado el cuerpo;
ninguna de las dos vino a buscarme,
yo de ninguna de las dos me quejo.

Como el mundo es redondo, el mundo rueda.
Si mañana, rodando, este veneno
envenena a su vez, ¿por qué acusarme?
¿Puedo dar más de lo que a mí me dieron?



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