Jacinta Escudos |
-por
John Montañez Cortez-
“Lina Miranda no se arrepentía de sus
pecados. Lo único que en el fondo resentía era que
yo no fuera hijo de Mauricio Campos, quien le
daba un sexo más gozado, más animal.”
Pequeña biografía de un indeseable
Jacinta Escudos
Jacinta Escudos
I
No cabe la menor duda, ese muchacho Miranda, como
todo buen protagonista en primera persona narrativa, nos cuenta sus sentimientos;
podemos saber sus pensamientos y puntos de vista de una forma real, cruda,
salvaje.
El escritor, crítico literario y profesor
guatemalteco, José Mejía, escogió Pequeña
biografía de un indeseable, para su muy acertada antología Los centroamericanos, antología de cuentos
(Alfaguara, Editorial Santillana, S.A., Ciudad de Guatemala, Guatemala, 2002),
precisamente por su originalidad e intensa imaginación demostrada en el manejo
del personaje principal.
En efecto, la escritora salvadoreña Jacinta Escudos -San Salvador, El Salvador,
1961-, despliega todo su talento experimentando con técnicas y formas
literarias intencionales donde sitúa su trabajo en las posibilidades de la
apertura y su relación entre el yo y el espacio.
II
Pequeña biografía de un indeseable -de su primer libro- es una narración biográfica detallada de una concepción
fortuita calificada de error, un embarazo no deseado, rechazo, y hasta una
acción contra natura: ser repudiado y
literalmente tirado en una letrina por tu propia madre.
“No sé qué pudo pensar aquella mujer en ese momento, sólo sé que sus
manos me soltaron y que caí literalmente en medio de todas las cochinadas de la
familia.”
El indeseable
creció con los abuelos, ignorante de los pecados de su madre, la libidinosa Lina
Miranda. Todo fue revelado de sopetón cuando, a los trece años de edad, un
borracho gritó su historia secreta, el secreto de su propia existencia. Huyó de
su casa, se cambió de nombre y se fue a la ciudad, donde la realidad de la
violencia y el crimen son las únicas herramientas de subsistencia.
“Aprendí a hacer de todo: abro carros, bolseo a la gente en los buses,
arranco cadenas a veces. Ahora están de moda la droga y el cambio de dólares.”
El desenlace de este relato corto desemboca en un final
que definitivamente hace reflexionar, traspasa la piel, es casi un aforismo:
“No me importa nada. No le temo a nadie. Nadie puede ser superior a
este muchacho que, desde el primer día de nacido, triunfó sobre la mierda y la
muerte.”
III
La autora de A-B-Sudario,
publicada por Alfaguara, es una escritora disciplinada, llena de talento y
energía. Es capaz de escribir en cualquier parte, siempre que sea junto a una
ventana viendo un jardín rebosante de plantas, pero eso sí, en absoluto
silencio.
“Un artista se puede desarrollar en cualquier
parte, incluso en un desierto. No son las condiciones exteriores las que
determinan que uno sea o no artista y que uno crezca y se desarrolle como tal,
sino la voluntad y el talento personal.” dice.
Escudos, aparte de haber cultivado los géneros de
novela, cuento, poesía, crónica y ensayo, también ha trabajado en la actuación
y las artes plásticas. Fue escritora residente de la fundación Heinrich Böll Haus, en Alemania y de La Maison des Écrivains Étrangers et des
Traducteurs, en Francia. Ha sido galardonada con varios premios literarios,
entre ellos los X Juegos Florales de El Salvador en 2001 y el I Premio
Centroamericano de Novela “Mario Monteforte Toledo” en 2003. Ha sido traducida
al inglés, alemán y francés; su obra ha aparecido en diversas antologías de
América Latina, Estados Unidos y Europa.
Entre sus publicaciones destacan: Crónicas para sentimentales (F&G
Editores de Guatemala, 2010), El Diablo
sabe mi nombre (Uruk editores, Costa Rica, 2008), A-B-Sudario (Alfaguara, 2003), Felicidad
Doméstica y otras cosas aterradoras (2002), El Desencanto (2001) y Cuentos
Sucios (1997).
Jacinta Escudos vive en El Salvador y escribe para
diferentes medios de prensa centroamericanos, también mantiene el interesantísimo
blog Jacintario, no dejen de
visitarlo: (http://jescudos.wordpress.com/).
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