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Sunday, June 16, 2013

POESÍA: VAGABUNDOS de ARTHUR RIMBAUD (1854-1891) Francia

¡Lastimoso hermano! ¡Cuántas atroces veladas le debo! «No podía cumplir fervientemente esta empresa. Habría tomado a juego su invalidez. Por mi culpa volveríamos al exilio, a la esclavitud.» Me atribuía una mala suerte y una inocencia muy extraña, y agregaba razones inquietantes.

Burlándome a carcajadas, le respondía a este satánico doctor y terminaba saltando por la ventana. Más allá del campo atravesado por bandas de rara música creaba los fantasmas del futuro lujo nocturno.

Después de esta distracción vagamente higiénica, me acostaba en un jergón. Y casi cada noche, apenas me dormía, el pobre hermano se alzaba, la boca pútrida, los ojos arrancados —¡como él se soñaba!— y me arrastraba por la sala aullando su sueño de sufrimiento idiota.

Con toda sinceridad de espíritu, me había hecho en efecto el compromiso de devolverlo a su estado primitivo de hijo del sol —y errábamos, nutridos del vino de las cavernas y la galleta del camino, apremiado yo por hallar el sitio y la fórmula.


Poesía — Arthur Rimbaud — Una temporada en el infierno, Iluminaciones, Carta del Vidente — © Común Presencia Editores, Bogotá — Traducción © Marco Antonio Campos.




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