Cae la nieve negra de Anaxágoras desde Edgar Allan
Poe
sobre el blanco que se extiende ante el ojo
invisible del lápiz
Las palabras arremolinadas por el viento que lleva
el segun-
do de
estos nombres
caen sobre el desierto de papel.
Edgar, me hago tu eco
yo también prefiero —en mi perversidad— lo distante
y
equívoco
a lo obvio y fácil. Al paso de los años
que no me enseñan nada, en cambio, aumenta
—en proporción directa a mi extenuación—
el tamaño de mi cabeza y la movilidad de mi lengua.
Cedo la iniciativa a las palabras en tu honor
y me agrego a tu nombre releyendo a Baudelaire:
hojas que
caen
de un libro descuadernado, rival de la Naturaleza
L’ART ROMANTIQUE, datado por mí en París en 1965
esa ciudad irreal
Cae (y de lo que se trata es de la palabra caer)
sobre la
página
en blanco
una sombra de palabras: la nieve
negra, un oxímoron de Poe, el engreído
diestro en atribuciones, citas y coartadas
como yo.
Poe, Enrique Lihn, A partir de Manhattan, Ediciones
Ganymedes, Santiago, Chile, 1979. © Enrique Lihn y herederos de Enrique Lihn.
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