—por John
Montañez Cortez—
Ilustración de Pablo Bernasconi |
I
La perseverancia es el secreto de todos los triunfos, escribió en una ocasión el gran poeta, dramaturgo
y escritor romántico francés, Victor Hugo. Y es que el primer Festival Latino
de las Américas estaba programado para septiembre de este año pero una de las
peores inundaciones por lluvia arrasó muchas regiones del condado de Boulder,
en Colorado, forzando a la cancelación del evento. Muchas de las compañías que
habían prometido fondos se vieron forzadas a desviar sus apoyos financieros a
otras necesidades más urgentes y obvias: operaciones de reconstrucción y ayuda
a los damnificados.
Por fortuna, una vez más, la perseverancia desinteresada
de muchos latinos, gente valiosa, ofrecieron su inestimable tiempo y talento —costeándose
sus propios medios— para llevar a feliz término el primer Americas Latino Festival la semana pasada (16, 17 y 18 de noviembre
de 2013).
II
El festival
La nieta de la desaparecida activista nacionalista puertorriqueña
Lolita Lebrón, Irene Vilar, es la fundadora y directora de este encuentro
histórico que tuvo como marco actividades en dos ciudades simultáneas: Boulder
y Denver. Asistieron conferencistas, artistas, escritores, líderes comunitarios
y ambientales y de los derechos de los inmigrantes, así como directores de cine
(cortos) y comunicadores sociales que vinieron desde las más importantes
ciudades de la unión americana, además de Argentina, España, México y Puerto
Rico. El festival fue apoyado en parte por las alcaldías de las ciudades de
Denver y Boulder —University of Colorado at Boulder, Boulder Public Library, McNichols
Civic Center Building, etcétera—.
Foto: Diana Alejandra Montañez, 2013 |
Durante tres días el festival fue escaparate de una
variedad de eventos para todas las edades, razas, niveles económicos e
intereses. Los componentes de la programación estuvieron diseñados para reducir
la brecha entre el mundo académico, la educación K-12, las artes, la política,
los negocios y las comunidades. Presentadores invitados latinos —y no latinos—
tuvieron la oportunidad de compartir sus notables conocimientos, en sus respectivos
campos, compartiendo sus testimonios y algo aún más importante: el rol potencial
que los artistas, científicos y académicos poseen para impactar y concientizar
a los ciudadanos acerca del medio ambiente que los rodea, la sostenibilidad y
la diversidad de los pueblos y los ecosistemas.
El virtuoso pianista venezolano Víctor Mestas acompañado de la talentosa Sandra Wong |
Pablo Bernasconi |
III
“Me robo el pasado de las historias”
Lo inverosímil de la apariencia es paradójica cuando
se aplica al primer vistazo de la obra de Pablo Bernasconi. La blancura de las
paredes del lobby del Canyon Theater, en la biblioteca pública de la ciudad de
Boulder, hacían casi resplandecer los Finales
de Bernasconi. Pausamos. Observamos con mínimo detalle. Intentamos desgranar
las técnicas trabajadas quizá desde la tierra del tango y las pampas, desde
Bariloche, Madrid ¿New York? Admiramos el arte. Imaginamos la grandeza del
gestor de tanto talento artístico y creatividad. Luego vino la realidad, nos
topamos con el artista y conocimos a Pablo así como es, un hombre sencillo, de
tez afable y suave voz legible y muy argentina claro, más bien de poca estatura
corporal pero grandeza en humildad y talento.
De El fin del
Fin —Finales— aprendimos que Bernasconi tiene varios problemas: le aterran
los pececitos de colores de las aguas caribeñas, no le gusta que se le peguen
los dedos con la gotita, le da asco la leche y empieza cada libro leyendo
primero el final. De ahí provienen las visiones y la creatividad de sus Finales (Editorial Edhasa, 2013, Buenos
Aires), utilizando como materia prima novelas, ensayos y obras de teatro de la
literatura universal, la cual cierra la trilogía de experimentos editoriales
que comenzó con Retratos (“el Qué
antes del Cómo”) y siguió con Bifocal
(“la epopeya del cíclope miope”).
Pablo Bernasconi (1973), es un conocido escritor,
ilustrador y diseñador gráfico porteño. Estudió en la Universidad de Buenos
Aires, donde también ejerció como docente de Diseño por seis años. Comenzó como
ilustrador en el diario Clarín en 1998. Ha trabajado para diferentes medios
internacionales como The New York Times,
The Wall Street Journal, The Times, Daily Telegraph y La Nación, entre otros. Ha publicado diez libros
infantiles, entre los que destaca El
capitán Arsenio, premiado como mejor libro infantil (Zena Sutherland
Award).
Pablo Bernasconi en Boulder Foto: Diana Alejandra Montañez, 2013 |
Estamos entonces obligados a terminar con un
aforismo del propio Bernasconi:
“Me robo el pasado de las historias, y lo escondo para después. Así,
les presento el futuro, y despierto el apetito. Como un trovador tramposo, como
un fisgón adicto.”
Junot Díaz (Nina Subin/Penguin Group) |
IV
“It takes more time to erase yourself than to be yourself.”
El super talentoso escritor dominicano Junot Díaz es
otra cosa. Atrae masas. Tiene audiencia y él lo sabe, la utiliza, saca partido.
El sábado por la noche, la biblioteca de Boulder estaba a reventar. Todos
querían ver y escuchar al carismático autor de The Brief Wondrous Life of Oscar Wao (Riverhead Books, published by
the Penguin Group, 2007, New York), hasta ahora considerada su obra maestra. Se
veía alegría y entusiasmo en las caras de la gente, haciendo fila, para conocer
a su autor favorito, darle la mano, tomarse la foto con él y conquistar el
anhelado autógrafo.
“Muchas personas se impresionan al saber que la
literatura no está entre mis primeras dos cosas favoritas” dijo Díaz cuando
comenzó su presentación. Hablaba un inglés limpio, perfecto, inteligente y rico
léxico mezclado con jergas de su New Jersey de crianza que inevitablemente
contienen groserías, para deleite y absoluta atención de la embelesada
audiencia.
Díaz en Boulder Foto: Diana Alejandra Montañez, 2013 |
Primero leyó algo del escritor cubanoamericano Oscar
Hijuelos, en homenaje a su reciente fallecimiento. Luego leyó unas páginas de
su famoso libro The Brief Wondrous Life
of Oscar Wao. La experiencia, lectura rítmica, modulación en un tono de voz
justo, nos hicieron trasportar al set de la novela, al lado de los personajes,
viviendo la película. La alucinante experiencia fue la antesala a lo que
realmente le gusta a Díaz: ser portavoz de causas sociales y reivindicativas.
Durante la sesión de preguntas, es donde realmente
se conoce al verdadero Junot Díaz. Más que el escritor exitoso, el profesor
brillante, el ganador de muchos merecidos premios está el hombre sencillo e
inteligente, el inmigrante dominicano que saltando toda clase de obstáculos
personales, económicos y sociales supo superarse hasta lograr una carrera
exitosa y próspera; como a Oscar: “un
James Joyce dominicano cualquiera”. Su verbo explayaba racionamientos
complejos y a la vez sencillos de entender por cualquier persona. Ese es su
objetivo. Dar a conocer su mensaje de aliento y superación a la mayor cantidad
de personas posible, en especial, a los más vulnerables, las minorías con
carencias de toda índole.
Junot Díaz nació en la República Dominicana y creció
en New Jersey. Es el autor de Drown, aclamada
por la crítica; The Brief Wondrous Life
of Oscar Wao, la cual ganó el Pulitzer
Prize en 2008 y el National Book
Critics Circle Award; y This Is How
You Lose Her, seleccionado en el New
York Times bestseller y finalista del National
Book Award. Ha ganado un MacArthur
“Genius” Fellowship, PEN/Malamud
Award, Dayton Literary Peace Prize,
Guggenheim Fellowship, y PEN/O. Henry Award. Se graduó en el
Rutgers College, actualmente
Díaz es editor de ficción en el Boston
Review y es el Rudge and Nancy
Allen Professor of Writing en el MIT (Massachusetts
Institute of Technology). Es cofundador Voices
of Our Nation Workshop, una organización norteamericana dedicada a impartir
seminarios de escritura a los escritores de color.
No puedo finalizar sin transcribir un delicioso trozo
de su novela, leída por su autor en esa fría noche sabatina de Boulder:
But no, she doesn’t
say a word about eating more plátanos. Instead, she takes your right hand and
guides you. Your mom is rough in all things but this time she is gentle. You did
not think her capable of it.
Do you feel that?
She asks in her too-familiar raspy voice.
At first all you
feel is the heat of her and the density of the tissue, like a bread that never
stopped rising. She kneads your fingers into her. You’re as close as you’ve
ever been and your breathing is what you hear.
Don’t you feel that?
She turns toward you.
Coño, muchacha, stop
looking at me and feel.
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