“Desde Lope de Vega no se
ha conocido en lengua española
una seducción popular tan
inmensa dirigida a un poeta”.
Pablo
Neruda
Foto: Rogelio Robles/Fundación García Lorca, Madrid |
Tierra
y Luna
Me quedo con el transparente hombrecillo
que come los huevos de la golondrina.
Me quedo con el niño desnudo
que pisotean los borrachos de Brooklyn.
Con las criaturas mudas que pasan bajo los arcos.
Con el arroyo de venas ansioso de abrir sus
manecitas.
Tierra tan sólo. Tierra.
Tierra para los manteles estremecidos,
para la pupila viciosa de nube,
para las heridas recientes y el húmedo pensamiento.
Tierra para todo lo que huye de la Tierra.
No es la ceniza en vilo de las cosas quemadas,
ni los muertos que mueven sus lenguas bajo los
árboles.
Es la Tierra desnuda que bala por el cielo
y deja atrás los grupos ligeros de ballenas.
Es la tierra alegrísima, imperturbable nadadora,
la que yo encuentro en el niño y en las criaturas
que pasan los
arcos.
Viva tierra de mi pulso y del baile de los helechos
que deja a veces por el aire un duro perfil de
Faraón.
Me quedo con la mujer fría
donde se queman los musgos inocentes.
Me quedo con los borrachos de Brooklyn
que pisan al niño desnudo.
Me quedo con los signos desgarrados
de la lenta comida de los osos.
Pero entonces bajó la luna despeñada por las
escaleras
poniendo las ciudades de hule celeste y talco
sensitivo,
llenando de pies de mármol la llanura sin recodos
y olvidando, bajo las sillas, diminutas carcajadas
de algodón.
¡Oh Diana, Diana! Diana vacía.
Convexa resonancia donde la abeja se vuelve loca.
Mi amor es paso, tránsito, larga muerte gustada,
nunca la piel ilesa de tu desnudo huido.
Es Tierra ¡Dios mío! Tierra lo que vengo buscando.
Embozo de horizonte, latido y sepultura.
Es dolor que se acaba y amor que se consume.
Torre de sangre abierta con las manos quemadas.
Pero la luna subía y bajaba las escaleras,
repartiendo lentejas desangradas en los ojos,
dando escobazos de plata a los niños de los muelles
y borrando mi apariencia por el término del aire.
Copyright © Herederos de Federico García Lorca
Vintage Español (2012) |
Federico
García Lorca, considerado uno de los
escritores españoles más influyentes de todos los tiempos, nació en Fuente
Vaqueros, Granada, en 1898 y murió fusilado en agosto de 1936. Se licenció en Derecho
en la Universidad de Granada, donde también cursó estudios de Filosofía y
Letras. En 1919 estuvo en Madrid, en la Residencia de Estudiantes, donde
convivió con parte de los que después formarían la Generación del 27, en 1932
dirigió la compañía de teatro La Barraca. En poesía, sus obras más emblemáticas
son el Romancero Gitano, donde el
lirismo andaluz llega a su cumbre y universalidad, y Poeta en Nueva York, conjunto de poemas, adscritos a las
vanguardias de principios del siglo XX, escritos durante su estancia en la
Universidad de Columbia. Entre sus obras dramáticas destacan Bodas de sangre, La casa de Bernarda Alba y Yerma.
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