Friday, September 5, 2014

CINCO VIAJEROS: Carlos Castán, José Luis Corral, Jack Kerouac, John Updike y Evelyn Wauch

—por Alberto Hernández—
1.-
Carlos Castán, José Luis Corral, Jack Kerouac, John Updike y Evelyn Wauch emprenden una aventura a través de Viajeros (Editorial quinteto, España 2003), un compendio de paisajes atrapados por los personajes, ellos mismos o sus referentes, en solitarias carreteras, vagones de trenes, góndolas, camarotes de cruceros, plataformas de camiones, vehículos de paseo, carretas de mulas, entre otros medios de locomoción que encontraron en los caminos de los distintos países visitados de donde extraen  para los lectores los más variados matices, que hacen que quien abra el libro viaje con ellos y descubra el carácter, el clima, la geografía y la humanidad de quienes aparecen en sus relatos.

Viajeros recoge —en efecto— cinco viajes a través de un mismo número de relatos, caprichos de quienes hacen turismo y los convierten en crónicas para revelar los secretos de la geografía, de las ciudades, de los habitantes y hasta de los secretos de cada cultura. De esta manera, el libro nos permite viajar con el talante de narradores que incluyen en su labor el estado de ánimo y hasta el mal carácter de sus ímpetus y gustos.

Carlos Castán. foto:elguapodelafoto.com
2.-
El primer viaje lo hace Carlos Castán con “El andén de nieve”: Frío de vivir, texto publicado por Ediciones y Publicaciones Salamandra, S.A., Barcelona, 1997. El segundo corresponde a José Luis Corral con “Los viajes del Cid”, publicado por Edhasa, Barcelona, 2003). El tercero lo realiza Jack Kerouac con “II”, “III”, “IV”: En el camino, de la Editorial Anagrama, S.A., Barcelona, 1989. El cuarto lo emprende John Updike con “George y Vivian” y “Crucero”: Lo que queda por vivir, publicado por Tusquets Edirores, S. A.,k Barcelona, 1997, y el quinto lo hace Evelyn Waugh con “Ocho”: Etiquetas. Viaje por el Mediterráneo, de Ediciones Península, S.A., Barcelona, 2002. La razón del nombre del tomo que recoge estos trabajos, “quinteto”, obedece a la unión de todas estas editoriales para dar a conocer estas crónicas o relatos de viajes.

Una travesía en tren ubica al pasajero en una situación inexplicable. Quien viaja se reduce a observador, o se multiplica en paisajes, nombres, pero lo que no logra entender, dado el perfil maravilloso, mágico o milagroso, es por qué por las ventanillas enfrentadas del ferrocarril mira espacios distintos. Es decir, de un lado ve una ciudad y de otro un campo ocupado por vacas y otros animales. La llegada a Chamartin lo ubica en la realidad, sin embargo, le costó bajar del tren porque en la otra ventana el paisaje era un prado verde, donde la paz brindaría una segunda oportunidad. El relato de Carlos Castán nos deja en un vacío. El cierre es abierto y el tren continúa su viaje rodeado por dos perspectivas.

Mientras tanto, José Luis Corral ubica al lector al lado de El Mío Cid, Rodrigo Díaz de Vivar, el héroe español más resaltante de toda su historia, pero también de su literatura. El Cid existió, claro, la ficción luego le fabricó otra épica. El autor de este viaje al lado de las desventuras de Rodrigo traspasa las fronteras: cuenta la verdad del hombre pero también lo viste con el traje de la invención artística. Traicionado, desterrado, el jinete de la llanura de Castilla, se transforma en el héroe de la península luego de haber sido condenado por su rey. Un viaje fascinante que hace sentir la cabalgata, las emociones y la misma muerte de quien sigue siendo parte del imaginario español.

foto:hg2magazine.com
3.-
Jack Kerouac, irreverente, juvenil en su forma de narrar, describe el viaje de un personaje a través del mapa de los Estados Unidos. Un sujeto del fracaso, un tipo de la época, un vencido que busca un territorio para regresar luego a su Nueva York. Es un viaje de la modernidad: en camiones, en vagones, en plataformas destartalas, en carros de paseo, a pie, bajo la lluvia. Desde la Gran Manzana hasta Denver, pasando por pequeños pueblos y villas abandonadas, el narrador nos dibuja la sociedad de ese país: sus vicios, sus virtudes, su manera de encarar la realidad y la fantasía. Kerouac, uno de los escritores malditos de la Generación Beat, deja la huella de su estilo y de su mundo perdido.

El texto más largo, el más detallado es el de John Updike: se trata de un viaje por Italia en carro. Luego, un paseo por islas, acentos, crispaciones, recuerdos. El talante de los italianos, la gastronomía, los sitios de interés turístico, pueblos y ciudades. Discusiones de la pareja viajera. Gustos y disgustos. Después, el trayecto épico, el del héroe, el de la Odisea, el de la Ilíada, el de los poemas fundacionales en boca de un personaje que se vacila la travesía bajo el rigor de una carretera italiana y luego entre las pequeñas islas históricas e imaginadas de la antigua Grecia. Museos, ruinas, los escombros de una cultura que se sigue escribiendo desde la mirada del hombre de hoy. Intrigas íntimas de una pareja que alarga el destino de quienes terminan en un crucero que los dejará pasar por un estrecho ideado por Periandro y Calígula y empezado a construir por Nerón, luego terminado por el gobierno griego en 1893. Años antes, en 1882, una sociedad francesa estuvo al frente de la iniciativa de hacerlo posible. Fue excavado a mano, lo que “transformó el Peloponeso de península en isla”.

Evelyn Waugh en 1940
Por último, Evelyn Waugh conduce al lector por el mar Mediterráneo. Un viaje por los países costeros, por las islas. Argelia, Mallorca, Málaga, Granada, Gibraltar, Sevilla por el Guadalquivir, Lisboa por el Tajo, el Canal de la Mancha hasta el puerto de Harwich en Inglaterra y de allí a Londres en tren.

Cada lugar, cada mirada es un retazo, una crítica, dura y a veces cariñosa de los espacios tocados. La autora no vacila en decir, por ejemplo, sobre la fealdad de Gibraltar. Desdecir de Lisboa. Reconocer la belleza de Sevilla. No gustarle Málaga. Y así hasta las mareas en las costas de la isla británica. Termina en una mesa en Londres, donde comió.
Este es un libro que podría parecer para turistas, pero no, contiene momentos que van más allá de liviandades. Es un libro poco silencioso.






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