—por Alberto Hernández—
El poeta.foto:mireyavasquez.blogspot.com |
1.-
En
el apartamento de Vicente Gerbasi donde Consuelo Orta era un bello escándalo, el precioso escándalo
de la casa, el poeta de Canoabo vivía bajo una nube. No es poesía. No; se trata
de una imagen exactamente real que, tanto Eduardo Casanova como éste que
escribe fueron capaces de ver y de sentir, porque Vicente estaba sentado bajo
la luz reverberante de una nube que no sabíamos de donde venía. Consuelo no
supo decirnos por qué esa nube estaba allí, aunque dudamos de su versión
negadora. No era una nube de Campos
Biscardi ni el anuncio de un chubasco de esos que caen en las colinas de
Carabobo y luego se convierten en un sol que se derrama duro y a la vez
inocente sobre los cafetales.
Pero
la nube estaba sobre Vicente y él como si nada. No era con él. Sonreía y
brindaba por todos los amigos que le venían a la memoria, por los vivos y por
los muertos, hasta por las cabras que muchas veces vio atravesar por una polvorienta carretera de Israel.
De trotamundos,
mucho. En vigilia, la mirada que tocaba la poesía. Por ese lado entró Eduardo
Casanova para escribir El viajero, el
insomne. Una biografía de Vicente
Gerbasi (Fundación Cultural Vicente Gerbasi/ Editorial Equinoccio de la
Universidad Simón Bolívar, Caracas 2014). Y por ese mismo lado onírico y mágico
apareció el Gerbasi de carne y hueso, el que escribió Mi padre, el inmigrante y supo nombrar con todos sus accidentes la
geografía de su país y la de sus moradores, el país que fundó en sus poemas y
lo catapultó al mundo todo.
Bodas de oro en 1988 (De izq a der Kristen, Beatriz, Consuelo, Miriam, Vicente, Gonzalo, Fernando, e Irene). foto:lecturas-yantares-placeres.blogspot |
2.-
Una
biografía es el relato de una vida. En este libro de Casanova es la vida
relatada, compuesta y aventurada. Es la vida de un hombre que vivió en poesía,
que sólo respiró para escribir y hacer posible los libros que ya conocimos.
Esta biografía escrita por Eduardo Casanova contó con la memoria del autor y
con los relatos de quienes estuvieron cerca del poeta.
Por
supuesto, no podían estar ausentes Beatriz, Fernando y Gonzalo Gerbasi, hijos
de Vicente y Consuelo. Tampoco Kristen
Dratrup, el yerno “vikingo” tropicalizado, así como Irene Kaplun de Gerbasi y
Miriam Navas de Gerbasi. Así como Hugo
Álvarez Pifano, sangre de los Gerbasi. David López-Henríquez. Marco Tulio Bruni
Celli y Sonia Rojas de Bruni. Todos están en este libro porque aportaron datos
para que Vicente Gerbasi volviera a la vida de los lectores. No deja por fuera
el biógrafo a Natalia López y a sus hijos, quienes se levantaron cerca del
poeta, tanto en Dinamarca como en Venezuela.
De
manera que estamos hablando de un libro familiar, bellamente escrito y
bellamente editado, en el que Eduardo Casanova cuenta toda la vida y obra de
Gerbasi, desde la llegada del padre, la muerte del Inmigrante, los viajes de
Vicente y sus hermanos a Vibonati, hasta la despedida de quien dejara una obra
de gran envergadura poética.
El embajador Gerbasi después de presentar credenciales al presidente de Israel Yitzhak Ben-Zvi y Golda Meir (1960). foto:wikipedia |
3.-
Nos
topamos con anécdotas, alegrías y tristezas, cuentos, relatos, poemas, análisis
de libros, viajes, travesías, sueños, regresiones, la relación con los amigos tanto de Vicente
como de Consuelo. Casanova, como buen novelista, deja ver el dolor del poeta a
la muerte de su inseparable mujer, aquella encantadora y alta señora que
enamoraba a todos con su gracia y alegría.
Este
es un libro para leerlo con pausa, como si fuera un poema. Casanova lo escribe
desde su más próximo conocimiento del personaje. Es un libro dedicado a un
venezolano que hizo crecer a su país, que lo llenó de belleza, de imágenes, de
palabras para sentirnos orgullosos.
Desde
la inocencia del niño que fue Vicente Gerbasi. Un niño de mucha edad que supo
ser niño desde todas las edades. Así lo vemos en estas páginas de Casanova.
Este
es un libro donde un hombre llamado Vicente Gerbasi continúa su viaje, insomne,
entre las tempestades y la paz
reveladora de los árboles del trópico.
Bajo
la nube que nunca lo abandonó, como un ángel.
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