M u l t i n a t i o n a l - B l o g - o f - A r t - a n d - L i t e r a t u r e - f r o m - D e n v e r

Friday, January 30, 2015

PUTAS ASESINAS de ROBERTO BOLAÑO (1953-2003) Chile


—por Juan Martins (*)—

Putas asesinas de Roberto Bolaño, editado por Anagrama (2001). Relatos que se estructuran a partir de la condición del sujeto/narrador. Éste se coloca sobre una relación abierta de personaje/narrador. Tal espaciedad narrativa tiene el objeto de desplazar al lector en la sintaxis de un relato en el que se ensayan aquellas condiciones del escritor, su visión en torno a la literatura, pero como si el hecho literario deviniera del mismo contexto narrativo cuya formalidad se expresa por exigencia del lector.Entendiendo por esta exigencia un movimiento interno y dinámico el cual le va a producir placer por ese encuentro con otras realidades, con ese entorno imaginado y ficcional. Es decir, el lector se entregará con el mismo rigor al compromiso con la literatura, por aquello que se representa sobre este espacio de significancia y de la estructura de lo narrado. Es por lo demás, cuerpo, unidad de significación. El signo se introduce en el pensamiento del lector (el lugar donde se posesiona el narrador). De este modo el componente lúdico será el flujo de aquella sintaxis. La impronta de ese divertimento, del gusto por la lectura, el hallazgo con otras realidades que, como decía, es ficcional, pero se sostiene desde la reflexión, desde la otredad para devolverle la metáfora al lector y el placer en la elaboración conceptual de esa realidad, la cual se define en el instante de la lectura.La lectura entonces establece su eje entre las diferentes realidades: la que es para el lector, aquella del narrador y el yo poético del autor los cuales se componen en el lugar del relato. Todo en uno para hacer del relato lenguaje, rigor de la composición y allí se centra esa búsqueda. El lector se le contará algo (a pesar de que estaremos unos lectores con ganas de una cosa y otros con otra), pero la historia se desvanece en el ritmo del lenguaje: las palabras, su gramática y estilo me entregan a esa realidad, a la alteridad en la construcción de su única verdad para el autor: lo escrito, y sobre la escritura me edifico como lector. El lenguaje como tensión de la vida que se forja en la realidad del relato: la vida de los escritores, la relación del narrador con estos escritores afines, otros distantes en la herencia estética de Roberto Bolaño.

En sí, Bolaño es materia para sus relatos, antes de cualquier edición, incluso ésta, ya vida y literatura están metidas en el lugar del lector, en esa tensión que se crea alrededor de los escritores, una relación estrecha con cierta modalidad literaria, si queremos con una tradición de una literatura cercana a sus amigos.

Es el caso de Enrique Vila-Matas: sus personajes recrean es mundo vivido por el hecho de ser escritores. Y por una parte es placentero, queremos formar parte de esa dinámica, de ese divertimento para el lector que es la escritura en sí. Tanto dentro como fuera de ella, es una unidad que se descubre en la literatura. Claro está, la literatura como estilo de vida.

Roberto Bolaño.foto:madimado.com
Así por ejemplo el destino del poeta (en tanto personaje) será huir de su búsqueda. Recrear aquella paradoja del escritor lumpen, lanzado a su condición de desconocido pero con la madurez literaria que aporta reconocerse en un oficio que se domina a puro pulso de habérselo ganado con el mérito de identificar la tensión y el ritmo que impone la escritura.

Así son estos relatos, así son estas historias que nos construye y se construye sobre la dinámica conceptual, rigurosa y creativa, potencial e imaginativa de estos relatos: Enrique Martín, Vida de Anne Moore, entre otros, de su otro libro Llamadas telefónicas se presentan como la continuidad de éste otro al que aquí hago referencia. Están allí presentes, pienso que están hechos para que el lector no les dé un tiempo exacto de escritura. Por el contrario, pertenecerán —cada uno de estos relatos en conjunto— al tiempo del lector, de esa pasión con la que se escribió (como estilo de vida, ¿acaso había otra para Bolaño?).

Entre un libro y otro los cuentos se parecen, nos pertenecen en una posible continuidad narrativa, más por su estilo que por lo que nos quiera contar, lo diré de una vez, por el lenguaje. Importa es el lenguaje, cómo le funciona en la edificación literaria a la voz del narrador. Los desenlaces de sus relatos están para terminar de la manera más sencilla e inacabada, pero todo forma parte de un convenio con el lector, que éste encuentre más en el estilo, el ritmo y la cadencia de lo gramático que en la historia. Lo sustituido por la historia estará en la composición de ese lenguaje alcanzado.

Por ejemplo en su relato Buba, la distancia con la vida. La no/vida como identificación del personaje: habla desde la ficcionalidad de la muerte como estructura narrativa y trasgrede un sentido de la realidad por otro. En ese sentido de interpretación es ficcional, pero también quiere dejar un sentido veraz en el relato, que sea creíble para quien lee y por tanto divertido.

foto:blog.frieze.com
Vayamos entonces al relato que le da título al libro, Putas asesinas. Allí poco me interesa si hay o no putas asesinas (que en efecto se presentan), en cambio, el ritmo con el que se introduce el personaje asesino, es lo que crea la tensión, el sentido estético de la escritura donde se hace literario el diálogo, el constante diálogo, descolando la convencionalidad del emisor en un lugar más íntimo para el lector. De alguna manera formaré parte de ese relato en una relación abierta con el enunciado: soy yo/lector quien establece el discurso.

Veamos: en Putas asesinas, la historia parece simple, en tanto a la estructura literaria, es un cuento sobre la venganza. Una prostituta ve en la televisión a un hombre quiere tomarlo y va en pos de él para asesinarlo, quizás, la ambigüedad está planteada. El cuento, mediante la técnica del dialogo me involucra. Me hacer forma parte de éste, como si el uso consecutivo de guiones largos (para graficar el diálogo de acuerdo con el signo de la escritura) sean escritos en un espacio mental del lector, me involucra en ese ritmo de las imágenes, como si fuere una película que necesita recorrer la memoria del lector lo más pronto posible. Y lo alcanza. De esta manera, como suele suceder en una buena parte de estos relatos, el tratamiento del contexto en lo narrado pone en evidencia el carácter sórdido del cuento como para definir un ritmo con la estructura del relato. Lo hemos dicho cuando indicábamos más arriba cómo trata el lenguaje a modo de hacer del lector su pertenencia.

Así el personaje Arturo Belano (alteridad del yo poético del autor) es colocado como identidad de ese sujeto/personaje a modo de alcanzar esos estados oníricos, cercanos y ficcionales del relato.



__________________________________________________________________
(*) Juan Martins (1960, Venezuela), dramaturgo, escritor, editor, crítico teatral y promotor cultural con amplia trayectoria internacional. Magíster en Literatura Latinoamericana, UPEL, Maracay. Ha recibido honores y premios en drama y literatura, dentro y fuera de su país.





No comments:

Post a Comment