—por Juan Martins (*)—
Putas asesinas de Roberto Bolaño, editado por Anagrama (2001).
Relatos que se estructuran a partir de la condición del sujeto/narrador. Éste
se coloca sobre una relación abierta de personaje/narrador. Tal espaciedad
narrativa tiene el objeto de desplazar al lector en la sintaxis de un relato en
el que se ensayan aquellas condiciones del escritor, su visión en torno a la
literatura, pero como si el hecho literario deviniera del mismo contexto
narrativo cuya formalidad se expresa por exigencia del lector.Entendiendo por
esta exigencia un movimiento interno y dinámico el cual le va a producir placer
por ese encuentro con otras realidades, con ese entorno imaginado y ficcional.
Es decir, el lector se entregará con el mismo rigor al compromiso con la
literatura, por aquello que se representa sobre este espacio de significancia y
de la estructura de lo narrado. Es por lo demás, cuerpo, unidad de
significación. El signo se introduce en el pensamiento del lector (el lugar
donde se posesiona el narrador). De este modo el componente lúdico será el
flujo de aquella sintaxis. La impronta de ese divertimento, del gusto por la
lectura, el hallazgo con otras realidades que, como decía, es ficcional, pero
se sostiene desde la reflexión, desde la otredad
para devolverle la metáfora al lector y el placer en la elaboración conceptual
de esa realidad, la cual se define en el instante de la lectura.La lectura
entonces establece su eje entre las diferentes realidades: la que es para el lector,
aquella del narrador y el yo poético
del autor los cuales se componen en el lugar del relato. Todo en uno para hacer
del relato lenguaje, rigor de la composición y allí se centra esa búsqueda. El
lector se le contará algo (a pesar de que estaremos unos lectores con ganas de
una cosa y otros con otra), pero la historia se desvanece en el ritmo del
lenguaje: las palabras, su gramática y estilo me entregan a esa realidad, a la
alteridad en la construcción de su única verdad para el autor: lo escrito, y
sobre la escritura me edifico como lector. El lenguaje como tensión de la vida
que se forja en la realidad del relato: la vida de los escritores, la relación
del narrador con estos escritores afines, otros distantes en la herencia
estética de Roberto Bolaño.
En
sí, Bolaño es materia para sus relatos, antes de cualquier edición, incluso
ésta, ya vida y literatura están metidas en el lugar del lector, en esa tensión
que se crea alrededor de los escritores, una relación estrecha con cierta
modalidad literaria, si queremos con una tradición de una literatura cercana a
sus amigos.
Roberto Bolaño.foto:madimado.com |
Así
son estos relatos, así son estas historias que nos construye y se construye
sobre la dinámica conceptual, rigurosa y creativa, potencial e imaginativa de
estos relatos: Enrique Martín, Vida de
Anne Moore, entre otros, de su otro libro Llamadas telefónicas se presentan como la continuidad de éste otro
al que aquí hago referencia. Están allí presentes, pienso que están hechos para
que el lector no les dé un tiempo exacto de escritura. Por el contrario,
pertenecerán —cada uno de estos relatos en conjunto— al tiempo del lector, de
esa pasión con la que se escribió (como estilo de vida, ¿acaso había otra para
Bolaño?).
Entre
un libro y otro los cuentos se parecen, nos pertenecen en una posible
continuidad narrativa, más por su estilo que por lo que nos quiera contar, lo
diré de una vez, por el lenguaje. Importa es el lenguaje, cómo le funciona en
la edificación literaria a la voz del narrador. Los desenlaces de sus relatos
están para terminar de la manera más sencilla e inacabada, pero todo forma parte
de un convenio con el lector, que éste encuentre más en el estilo, el ritmo y
la cadencia de lo gramático que en la historia. Lo sustituido por la historia
estará en la composición de ese lenguaje alcanzado.
Por
ejemplo en su relato Buba, la
distancia con la vida. La no/vida como
identificación del personaje: habla desde la ficcionalidad de la muerte como
estructura narrativa y trasgrede un sentido de la realidad por otro. En ese
sentido de interpretación es ficcional, pero también quiere dejar un sentido
veraz en el relato, que sea creíble para quien lee y por tanto divertido.
foto:blog.frieze.com |
Veamos:
en Putas asesinas, la historia parece
simple, en tanto a la estructura literaria, es un cuento sobre la venganza. Una
prostituta ve en la televisión a un hombre quiere tomarlo y va en pos de él
para asesinarlo, quizás, la ambigüedad está planteada. El cuento, mediante la
técnica del dialogo me involucra. Me hacer forma parte de éste, como si el uso
consecutivo de guiones largos (para graficar el diálogo de acuerdo con el signo
de la escritura) sean escritos en un espacio mental del lector, me involucra en
ese ritmo de las imágenes, como si fuere una película que necesita recorrer la
memoria del lector lo más pronto posible. Y lo alcanza. De esta manera, como
suele suceder en una buena parte de estos relatos, el tratamiento del contexto
en lo narrado pone en evidencia el carácter sórdido del cuento como para
definir un ritmo con la estructura del relato. Lo hemos dicho cuando
indicábamos más arriba cómo trata el lenguaje a modo de hacer del lector su
pertenencia.
Así
el personaje Arturo Belano (alteridad del yo poético del autor) es colocado
como identidad de ese sujeto/personaje a modo de alcanzar esos estados
oníricos, cercanos y ficcionales del relato.
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(*) Juan
Martins (1960,
Venezuela), dramaturgo, escritor, editor, crítico teatral y promotor cultural
con amplia trayectoria internacional. Magíster en Literatura Latinoamericana,
UPEL, Maracay. Ha recibido honores y premios en drama y literatura, dentro y
fuera de su país.
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