—por Gregory Zambrano—
José Martí con Gonzalo de Quesada y Aróstegui y su esposa Angelina y Govin, 1893 |
Las notas eran producto de un ejercicio de observación e
interpretación logrados con una excepcional capacidad de síntesis, que hoy en
día sitúan al lector frente a un testigo también excepcional, apasionado por el
conocimiento y presto a sorprender con su elocuencia y estilo inconfundibles.
En ellas ensayaba como un cartógrafo los mapas de conocimiento de la época, con
la erudición y al mismo tiempo la sencillez de un artista de la palabra. Los
temas se reunían —bajo el catalejo de don Pedro Grases— en: naturaleza,
economía, lenguaje, libros y ediciones, historia, consejos y noticias útiles
(medicina, cosas prácticas, etc.) inventos, comercio, novedades, arte (música,
pintura, teatro, novela, ensayo, literatura en general), ciencia,
acontecimientos públicos, política, poesía y costumbres, personajes, filosofía,
psicología, derechos, instituciones, adelantos prácticos (navegación,
telégrafo, electricidad, etc.), productos de la tierra, anécdotas, sentencias,
problema de régimen social, investigaciones, indigenismo, historia de la
cultura, crítica, organización social.
La “Sección constante” aparecía sin firma, y el título se le debe a
los redactores de La Opinión Nacional;
es por ello que pasado el tiempo, Martí reconoce la paternidad de los textos,
de manera expresa, en una carta fechada en marzo de 1889: “Podría renovar la
columna diaria, que solían ser dos, y escribí por un año, sin firma, en La Opinión Nacional, de Caracas, que la
llamó “Sección constante”, y que dice que el público se la bebía, porque era un
comentario corriente, en párrafos concentrados, vivos de color y variando de
tonos, sobre todo lo que, en un centro universal como éste, puede interesar a un
hombre culto a la vez que a los lectores usuales”.
foto:wikimedia.org |
Así, para un motivador ejercicio de síntesis erudita e inventario
alucinante, Martí coloca en un mismo plano la naturalidad y la razón de sus
búsquedas, su indagación en diversas culturas, la investigación de los hechos,
el comentario sobre la naturaleza de las cosas; lo insólito y lo natural, los
quehaceres de la gente, mientras que impregna de cotidianidad todo cuanto sea
de interés. Se detiene en el detalle de los sucesos acaecidos en Nueva York, el
centro desde el cual irradia su interés por la novedad, cautiva y estimula a
sus lectores con invectiva y belleza.
Muchas de estas anotaciones podríamos verlas hoy con ojos de
anticuario, pero cuánto resplandecieron en el momento en que la noticia como
novedad dependía en mucho de quien con mayor elocuencia, detalle y belleza
fuera capaz de transmitirla. En José Martí, el periodista y el cronista se
convertían en un intermediario que llenaba de formas y texturas, de colores,
sonidos y asombros el transcurrir de su tiempo como un lenguaje múltiple
abierto a la imaginación.
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Revista Investigación
(Mérida, Venezuela), núm.8, 2003, pp.56-57.
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