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Sunday, October 18, 2015

ROPAJE: Significación y sentido de Alberto Hernández

ROPAJE: Significación y sentido

-por José Ygnacio Ochoa-

El libro titulado Ropaje (2012) de Ediciones Presagios, México es una creación ejecutada, elaborada o re-creada por Alberto Hernández y Alberto H. Cobo. Sí, así como suena. Alberto Hernández tiene la responsabilidad de escribir los poemas y Alberto H. Cobo tiene la responsabilidad de toda la fotografía. El Alberto de muchos años recorridos, el que descompone e inventa mundos posibles e imposibles, el de Stravagnaza, el de Poética del desatino, Puertas de Galinas, El Sollozo absurdo, Crónicas del olvido y pare usted de contar, el Alberto que, sin temor a equivocarnos escribe aunque no escriba, escribe cuando sueña porque el sueño es ensueño y es escritura para él. Es el poeta de la palabra y el otro Alberto el de la pupila aguda, el poeta de las imágenes, el Alberto que sugiere, el Alberto con el cliquear en el párpado. Estos dos Alberto, estos dos seres se unen para darle corpus a una mirada con ángulos, no sé si isósceles o equiláteros, quizás escalenos pues no existen lados ni ángulos iguales aunque sí existe una unidad en el libro. No sé si cóncavos o convexos según la mirada, desde dentro o desde afuera. En lo que sí coincidimos es que son imágenes que se traducen en Piel, título del primer poema del libro y con subtítulo ejercicio para retornar a una mujer:

Nos hace en la medida del deseo
Crece con nosotros,
Nos descubre:

Somos piel en el tacto del juicio,
En la pérdida de la memoria.

Si hablo de la tuya,
designo con el miedo los poros que te siembran.

La palabra piel en singular aparece en 25 oportunidades en todo el libro y solo en una ocasión en plural. La palabra piel en singular porque es la mujer quien descubre al poeta y al fotógrafo, los une pues es una suerte de totalidad que arropa a dos ilusos reincidentes en su afán de contemplación. Podríamos especular en este instante es una suerte de liberación del poeta y del fotógrafo por la imagen que representa la mujer. Ella, la mujer está contenida en las quince fotos en blanco y negro de Alberto H. Cobo, quince poses, quince imágenes que recorren los recovecos, rincones y siluetas de una mujer húmeda, seca, de pie, acostada, de espaldas, arrodillada con sus pezones ávidos, sus poros vivos, ella abierta en su plena contradicción. No existen víctimas, ni injurias, ni blasfemias, es la verdad de una existencia contenida en 59 poemas, 12 en la primera y 47 en la segunda parte. Palabras como: vulva, nalgas, ombligo, lengua, piernas, vientre, pezones, boca, labios, muslos, talones, dedos entraman una diálogo infinito.

Bebo de tu boca el silencio en que no cabes.
Muerdo la insistencia de tu sudor,
La cuerda floja de cada movimiento que ejecutas:

Soy el que tú buscas y a cada rato encuentras…


Alberto Hernández.foto:Alberto H.Cobo


La reiteración de la palabra desnuda/desnudo/desnudos/desnudarte/desnúdame es utilizada por el poeta en once ocasiones en todo el libro a ello debemos sumarle las 15 fotos-imágenes que ilustran el poemario, aclaramos no es un simple inventario de cómo se usa una palabra y sus variantes en todo caso lo que se aspira es resaltar la condición o atmósfera del libro, a dónde nos conduce el poeta-fotógrafo, hacia dónde nos ubica con el manejo de la palabra y su co-existencia. La palabra en este caso es el elemento unificador entre lo evocado, lo presente y el devenir materializado con la mujer desnuda ante la oscuridad, la claridad o ante la nada. Es la voz del poeta quien significa una idea o una realidad.

El sentido erótico está dado por las imágenes de cada fotografía y por la sencillez de la palabra. La voz del poeta Alberto Hernández se deja llevar por el pezón izquierdo o el pezón derecho o por la vulva silenciosa o cada trozo de cuerpo de tu carne qué más da y si no es así dímelo Alberto por favor, pero dímelo ya. En Los poemas de amor te descubres:

Los poemas de amor deberían andar desnudos.
Los poemas de amor deberían morderse entre ellos.

Un poema de amor es un cuerpo herido
Un trozo de emergencia.
Un poema de amor disloca la alegría
Y es el preámbulo de todos los tropiezos.

Los poemas de amor se descalzan y corren tras la locura.
A veces la cursilería los abruma

La mayoría de las veces la cursilería los abruma y los destroza.

No hay como un cuerpo desnudo
Para hacerle frente a un poema de amor.

Tzvetan Todorov plantea que “la significación es una especie se sentido fundamental de la palabra…se dice de la palabra considerada en sí misma, como signo, el sentido se dice de la palabra considerada en cuanto a su efecto en el espíritu, entendida como debe serlo…” Alberto Hernández devela la significación-sentido de la palabra en consonancia con el poema. El texto no es texto. El texto va más allá luego de ser leído y se traduce con la significación-sentido que el lector re-descubre. El poema inicialmente escrito se trasluce en otra voz, la voz del lector. En esa precisa instancia recobra vida autónoma el poema, en tanto el lector lo asume. Ropaje no se comprende, Ropaje se abre y se descubre al lector. Imágenes y poemas están para que el lector los indague, los haga suyos y dejan de ser de los Albertos.

Insistimos, la voz del poeta traduce una realidad que bien puede ser la realidad de otros en este caso de otros posibles lectores que asuman esta travesía de leer Ropaje. Ropaje es una sintaxis con el sello húmedo Alberto Hernández. Es un poema de comienzo a fin para ser leído en voz alta o en silencio como lo elija el lector. Es un poema que encanta, envuelve y arropa. Alberto Hernández es la fiel y exacta representación del poema. Quien lo conoce sabe que es así. Él respira la palabra. Él convierte todo lo que toca, ve y siente en poesía.