—por Alberto Hernández—
Un bloque de oro.
Una barra dorada donde caben todas las historias, todos los relatos cortísimos,
cortos y breves de Ednodio Quintero. Un trozo de metal precioso en papel. Un
grueso tomo de 545 páginas donde nos topamos con una mina de peripecias que han
hecho del autor andino uno de los más importantes imagineros de nuestra
comarca. Un pedazo de los sueños y pesadillas de quien ha dejado de escribir
textos de poca dimensión espacial para dedicarse a la novela. Y así ha quedado
la marca de este creador de ficciones quien desde hace años se ha sumergido
–paralelo al mundo de sus cuentos- en la
geografía de mundos más complejos en su estructura. Viaja con diversos
personajes pero también revisa y lee con autores de otras latitudes para
trasladar a nuestro idioma revelaciones de culturas lejanas como la japonesa.
Ednodio Quintero
ya atravesó el páramo de los relatos en los que siguen estando sus fantasmas
personales, sus duendes y nieblas venidas de la altura de su lar nativo. Dejó
atrás aquel camino para convertirse en todos los personajes de sus novelas,
esas que ahora forman parte de su extensa ruta literaria.
Este bloque de
oro, así ha sido diseñado el libro que publicó la editorial El Estilete
(Caracas, 2017), contiene todos los cuentos, todos los libros que han sido
revisados por su autor para envolverlos en estas páginas a las que Garcilaso
Pumar le ha dado forma y ha bautizado, como ya hemos dicho, con el cognomento
de un bloque de oro por su valor, por su belleza, por su elevada transición. Y,
en efecto, su color dorado nos induce a abrirlo y a encontrar el controversial
y caro metal precioso que contiene todos los cuentos, todos los artefactos de
la imaginación, todos los sueños.
2.-
Pero Quintero no
descansa. En la introducción de este oro verbal leemos dos materiales que si
bien son testimonios de su existencia como escritor, tienen ese olor a relato,
ese espinazo donde reposan historias que son repasos autobiográficos, aunque
para quien se sostiene en la bula de la lectura sabe que también son cuentos,
fragmentos lúdicos, oníricos, reales. Fragmentos de vidas propias y ajenas.
Literatura que sale de la afiebrada imaginación de nuestro autor.
photo:letramuertaed.com |
En “Autorretrato”
hay una historia, un relato personal. El perfil del rostro de un sujeto que se
describe con el ojo puesto en un espejo, pero también en el interior de sus
andanzas. En un instante se confiesa esquizofrénico en el sentido, seguramente,
de portar las voces de sus personajes. Oye sus silencios, sus pasos y sus
pensamientos. Como suele ocurrir con todos los creadores de sujetos actantes.
Y para terminar
la entrada triunfal a su libro de “Cuentos completos”, Ednodio Quintero se vale
del felino pemón que lleva en su interior, el tigre mitológico de la indianidad
amazónica, para rasgar historias, hacerlas visibles. Ese “Kaikousé” pronuncia
el título de su ars narrativa. Cuenta su vida, su vocación, un abrebocas que
dice del niño, del padre, del padrino y su gran biblioteca, del caballo en el
que cabalgaba mientras leía entre la niebla, de sus casas, de la montaña, de
Mérida, su mundo. Es decir, otro relato donde el personaje se mira en varios
Ednodio Quintero, varios cuentos que desembocan en un personaje que ahora lleva
en una de sus manos este bloque de oro que lo hace más visible en el mundo.
El tesoro dorado
está dividido en varias secciones. El lomo de este libro elegante, sobrio en su
presentación, hermoso en su contextura, bello en su presencia, delata la
calidad de su tripa. Y lo afirmo porque es un retorno a lo ya leído, a lo ya
esculcado durante años mientras Quintero escribía, viajaba, soñaba, sufría,
guardaba silencio frente al muro de su páramo, mientras el mundo daba vueltas
alrededor de sus títulos.
He aquí entonces
lo que el lector encontrará en estas hojas. Me refiero al lector novato, al
lector primerizo, al lector sorpresivo y sorprendido, al lector recién llegado
o al lector ya avisado y avezado. Será un viaje fascinante por este ambiente
dorado en el que están todos los caminos sonámbulos, los atajos insomnes, la
realidad convertida en ficción y la ficción travestida en verdad. Una verdad
para desenmascarar, hacer de ella fascinación y encuentro con nuestra apuesta
por la buena literatura.
“Primeras
historias” donde han sido depositados los cuentos más cortos. Luego, los libros
“Volveré con mis perros”, “El agresor cotidiano”, “La línea de la vida”,
“Soledades”, “Uniones”, “El corazón ajeno”. “Últimas historias” y “Lazos de
familia”.
El lector que ya
conocía estos viajes podrá constatar que su autor ha hecho algunos toques y
retoques, algunos acomodos para este libro, para este ambicioso libro que hoy
nos entrega “El Estilete” y que seguramente seguirá siendo celebrado por
quienes se abran a su tentación.