—por Luis Fernández-Zavala, Ph.D (*)—
La conocida escritora chilena
Isabel Allende, nos presenta MÁS ALLÁ DEL INVIERNO, una novela de 348 páginas, publicada
en 2017 por Penguin Random House. La carátula diseñada por Monset Galbany nos
ubica en un vecindario de la ciudad de Brooklyn cubierto por la nieve; de espaldas
a éste y mirando al lector, encontramos a una mujer sosteniendo una taza —¿de té?
¿chocolate? ¿cazuela?—, como queriendo significar que en plena nevada, la mujer
trae la protección del calor.
La obra es narrada en tercera
persona y está dividida en 23 cortas secciones dedicadas a presentar la historia
de Lucía, Richard y Evelyn; su interrelación y sus reacciones frente a un
problema que deben solucionar juntos. El título de cada sección provee el nombre
del protagonista y el lugar donde se desarrolla la acción (Brooklyn, Chicago,
New York, Guatemala. Río de Janeiro, México, Chile y Rhinebeck (NY). Esta
estructuración del libro permite un fácil aprendizaje sobre el pasado y
presente de los principales protagonistas. En la página 335 la autora termina
la novela con un epílogo. Llama la atención que la edición del libro no incluya
un índice.
El libro empieza con una cita
de Albert Camus: “En medio del invierno aprendí que había en mí un verano
invencible”. Ésta ya nos indica el tono que se le va a imprimir a la novela: un
mensaje esperanzador. Físicamente el invierno no es eterno, ni tampoco las desgracias
humanas. Todo depende de que las personas se den cuenta de esto.
Lucía, chilena, la ya mayorcita
profesora visitante del Centro de Estudios Latinoamericanos y del Caribe, de la
universidad de Nueva York, renta una parte de la casa donde vive su amigo, y
jefe, Richard. Ella reconoce desde el principio que a pesar de que siente
cierta curiosidad-atracción por Richard, ellos son muy diferentes en
personalidad. La profesora chilena, se caracteriza por tener una actitud más
abierta hacia la vida, a pesar de sus fracasos amorosos; en tanto Richard es un
hombre metódico, angustiado, permanente, incapaz de alterar su rutina dentro de
la cual se siente seguro. Sin embargo, ésta se va a alterar radicalmente con la
aparición de Evelyn tocando a su puerta en una noche “de la peor tormenta de
nieve de la memoria colectiva”. Evelyn es una joven guatemalteca indocumentada
que trabaja como niñera. Al no saber mucho español, ni de mujeres, Richard llama
a Lucía para que le ayude a descifrar el problema de Evelyn. De ahí en adelante
nos iremos enterando de la biografía particular de cada uno de los personajes,
enfrentando casi por casualidad una misma desgracia durante una noche de tormenta
de nieve de intensidad apocalíptica.
Sin mucha complejidad, Allende
nos lleva a conocer las desgracias anteriores de los personajes y sus
vulnerabilidades. También nos conduce de la mano para ver las reacciones de
cada uno frente al “problemita” que tienen que resolver en común. Lucía es
atrevida, imaginativa y muy franca; Richard encarna la timidez, la inseguridad;
Evelyn es la joven migrante inocentona y siempre vulnerable. Juntos deberán
derretir el frío incierto de sus vulnerabilidades.
Dentro de la exploración los
acercamientos y disimilitudes de la relación entre Richard y Sofía, subyacen
dos temas puestos en blanco y negro a lo largo de la trama de la novela: 1. La
migración (Evelyn proviene de Guatemala y de un estrato social bajo, amenazada
por las violentas bandas criminales; Lucía es chilena, de clase media, educada y
profesional, que migra por razones políticas); Richard fue un migrante estadounidense
viviendo por varios años en Brasil. 2. La relación amorosa entre Richard y
Lucía es entre adultos mayores, ambos son sesentones.
Lo real y lo fantasioso
A través de la historia de
Evelyn, Allende nos presenta en forma directa la información real de muchos de
los migrantes centroamericanos: vienen a los Estados Unidos buscando salvaguardar
su integridad física, la represión oficial y las bandas criminales que los
empujan a migrar. Su “huida” es el comienzo de un infierno que muchos no sobreviven
y su llegada al “paraíso” está lleno de vicisitudes dado su carácter de “ilegal”:
desde la trata de personas, la explotación laboral, racismo, hasta las
políticas del gobierno de Trump. Hasta aquí lo real. El tratamiento de la
migración de Evelyn no cae necesariamente en lo panfletario sobre información
que ya conocemos; está dosificada y entrelazada en la historia individual de
Evelyn, pero, no obstante, es la más obvia. Llama la atención que, en la
historia de Evelyn, el amor y la sexualidad no estén presentes como sí lo están
específicamente dibujados en las historias de Lucía y Richard.
Siguiendo la historia de
nuestros personajes, se puede concluir que existen diferentes condiciones y
razones por la cual la gente migra: Richard en Brasil es un migrante por amor.
El caso de Lucía resalta la migración por razones políticas, que, dicho sea de
paso, la autora conoce muy de cerca; el caso de Evelyn es por necesidad de
supervivencia. La propuesta literaria de la autora nos dice que no porque se
haya vivido la experiencia migrante, esto pude crear lazos solidarios
automáticamente, sino que todo depende del tipo de persona, cómo ha procesado
su propia experiencia y cuáles son sus necesidades en el presente.
la autora Isabel Allende |
Se podría decir que lo
fantasioso está en la creación del “problema” a resolver y en el nudo de
tensión en la evolución de las emociones de Richard y Lucía, siendo personas
con hijos mayores y toda una vida ya vivida. Aquí encontramos algo digno de
resaltar y que podría pasar inadvertido para algunos lectores, siendo uno de
los temas centrales de la novela: Richard y Lucía son seres sexuales y
necesitan juntar soledades. Es Lucía la que toma la iniciativa con un diálogo
que dice mucho de sus personalidades y de sus edades:
—Es verdad lo que dices, he
estado tanto tiempo anestesiado, que no sabría por dónde empezar a vivir de
nuevo.
Aquí “anestesiado”, sin vida, significa
vivir dentro de un invierno permanente:
—Si me dejas, te puedo ayudar.
—¿Cómo?
—Se empieza por el cuerpo...Yo
lo necesito tanto como tú...quiero que me abraces, sentirme segura y abrigada.
¿Hasta cuándo vamos a andar a tiendas, temerosos, esperando que el otro dé el
primer paso? Estamos viejos para eso, pero quizá todavía estamos jóvenes para
el amor.
Aquí “juntar cuerpos” es el
inicio del verano de la vida. La vida es vista como un círculo de estaciones.
Es interesante resaltar que la
autora escribió esta historia de amorío tardío mucho antes que ella misma a sus
75 años empezara una relación amorosa que terminaría en matrimonio. Lo
fantasioso precedió a la realidad.
(*) Autor de El hotel que la
habitaba, Cuentos transhumantes (Pukiyari 2019); El guerrero de la
espuma y otras tantas despedidas (Pukiyari 2014); colaborador en Lo que
tenemos en común. Antología de narradores peruanos en los Estados Unidos
(Pukiyari 2019); premio Internacional Latino Book Award. Disponibles en
Amazon.com.
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