Monday, August 10, 2020

Lucha contra la amnesia: BIOY de Diego Trelles Paz.

—por Luis Fernández-Zavala, Ph.D. (*)—

 

“La gente que ha matado demasiado

ya no se arregla nunca.”

Santiago Roncagliolo, Abril Rojo.

 

 

Diego Trelles Paz es un escritor peruano con formación en cine, periodismo y literatura que ha publicado Hudson el redentor (Cuentos. Caleta 2001), El futuro no es nuestro (Antología. Eterna Cadencia 2009), Borges in Austin (Narración. Ebooks Patagonia 2012), Bioy (Novela. Destino 2012), El círculo de los escritores asesinos (Novela. Desatanudos, 2014), Adormecer a los felices (Cuentos. Demipage 2015), La procesión infinita (Anagrama 2017), Detectives perdidos en la ciudad oscura. Novela policial alternativa en Latinoamérica. De Borges a Bolaño (Ensayo. Copé 2017).

 

Diego Trelles Paz ha estudiado en profundidad lo que se denomina “el género policial alternativo en América Latina”, concluyendo que hay una nueva diáspora de escritores que reformula estructuras y patrones de la novela detectivesca heredados de la literatura norteamericana, inglesa y francesa dado que la realidad socio-política y cultural latinoamericana exige otro tipo de escritura. La mentira posible o ficción heredada no es creíble y no despierta el interés del lector latinoamericano porque ésta obedece a una realidad ajena al lector. El detective, la policía, la justicia, la búsqueda de la verdad en América latina tienen un contenido cultural distinto al mundo desarrollado. Por ejemplo, nadie en su sano juicio cree en la bondad de la profesión policial y las instituciones que la sustenta. Los autores nativos han tendido que incorporar y ajustar la estructura formal y temática de la novela policial tradicional a una realidad caótica, violenta y sin estándares éticos claros. El buen policía (detective) de inteligencia superior no es un personaje atractivo para el público de la región, es más bien considerado un tonto (cojudo) y perdedor, mientras en la cotidianidad del ciudadano, éste se enfrenta al policía represor, corrupto o una persona subhumana (el cholo).

 

Trelles reconoce a dos grandes literatos latinoamericanos como precursores de este tendencia literaria: al mexicano Juan Tabó II y al cubano Leonardo Padura (hemos reseñado sus obras en este blog), pero señala que es el chileno Roberto Bolaño quien plasma el verdadero sentido innovador de esta tendencia literaria. Bolaño en Los detectives salvajes (Vintage, 1988) redefine la novela policial/detectivesca reemplazando el crimen por el enigma, en el contexto realidad y la ficción se funcionan, se inserta una fuerte carga social (las clases sociales como personajes), el final de la novela puede se abierto o el enigma no se descubre y por último, se le exige al lector una lectura atenta dado que la estructura de la novela no es lineal e incluye una  multiplicidad de personajes.

 

Trelles recogerá estos elementos propios del género policial alternativo y los plasmará eficientemente en su novela Bioy que obtuvo el premio Francisco Casavella 2012 (España). Gonzalo Torné, uno de los jurados,señaló que Trelles es “un heredero de Bolaño decididamente salvaje”.

 

La estructura de la novela no es lineal y exige desde un primer momento la atención del lector. El capítulo 1, está compuesto de 7 secciones (1986, 2002, 1986, 2003, 1986, 2004, 1986). Es chocante para el lector encontrarse inmediatamente al inicio de la novela con la escena de la tortura de una joven prisionera política (Olga). La voz de la torturada se intercala con las acciones bizarras del grupo de policías torturadores creando un ambiente siniestro difícil de asimilar, a la vez que la voz del narrador-autor explica el origen de la situación de Olga. Estas acciones se dan en un contexto político de rebeldía popular (al margen que apoyemos o no los métodos) y no existen gobiernos menos malos todos son la misma mierda: “Belaúde, García, Fujimori, todos dieron inmunidad, anonimato, silencio cómplice…” a los asesinos y torturadores. 1986 es la sección donde el cabo Cáceres es iniciado en lo violencia perversa y autorizada. En las secciones siguientes veremos en destino final de los torturadores y de su violenta vida. Merece resaltarse que en estas secciones el autor mezcla de soliloquios internos de los personajes con la voz del narrador omnipresente.

 

Cuando el lector sabe más de la vida de los torturadores, desde 1986 a años posteriores, Trelles vuelve a la escena de la tortura (1986) mezclando conversaciones acerca del fútbol, mientras una cámara graba las torturas. Aquí el autor añade intensidad al relato convirtiendo al lector en un directo voyeur. En esta misma sala de tortura (la cocina) el cabo Cáceres es obligado por sus superiores a violar nuevamente a la prisionera política. Bien avanzada la novela (30%), el lector recién descubrirá quién es realmente el cabo Cáceres y la razón escondida del título de la novela.

 

El capítulo 2 tiene 9 secciones, es narrado con la voz de Humbert Rosendo Hernández agente del Servicio de Inteligencia Nacional del Ejército, infiltrado en una banda de delincuentes para facilitar la captura de el poderoso narcotraficante Natalio Correa. Como nuevo miembro de la banda conocerá a Bioy, líder de la banda. Nótese que la misión es llevada acabo por ejército, y no la policía.

 

Capítulo 3 se presenta un curioso personaje que maneja un blog. Se reproducen los posts, creando en lector la necesidad de saber quién es este personaje, el por qué de su contenido tan sui generis de los posts, qué tiene ver con los torturadores, con la torturada y con Bioy. También se incluyen escenas en el sanatorio mental Larco Herrera entre una desquiciada mujer (Olga) y su supuesto hijo.

 

El enigma o los enigmas se resolverán en el capítulo 4: quién es realmente Bioy y quién ha estado matando a los torturadores, quién escribía en el blog y por qué, quiénes dialogaban en el manicomio, y que pasará con la misión del agente infiltrado en la banda de Bioy.

 

El contexto político está presente a lo largo de la novela, tanto así que cuando caen los gobiernos, el derrotero de los agentes torturadores, pasa a ser incierto y hasta vulnerable. La extracción social popular de los personajes (barrio, profesión, padres, aspiraciones), etc. está finamente descrita. La realidad histórica está presente en toda su bizarra verdad.

 

Bioy es un novela violenta de principio a fin. No sería demasiado señalar que el autor usa la novela para exorcizarse de una realidad que vivió en sus años mozos. El pertenece a la misma generación de Roncagliolo y su Abril Rojo, Daniel Alarcón y su Radio ciudad perdida (ambos autores reseñados en este blog) que en su ficción tratan el tema de la violencia en el Perú. Violencia que muchos de estos autores fueron testigos jóvenes. Trelles se diferencia de sus colegas porque él muestra la violencia descarnada la cual va creando “modos de vida” individuales que son asimilados por un sistema social y político disfuncional. Los valores éticos se distorsionan, más allá de los eventos políticos que la generaron, permeando la vida familiar y social en general. En el mundo de Trelles no hay sed de justicia, sino de venganza; la lealtad es más importante que la vida y todo se explica por su origen violento que sobrevive en un país con muchas posibilidades de desarrollo, pero encadenado a una amnesia perversa.

 

 

 

(*) Autor de El guerrero de la espuma y otras tantas despedidas y El hotel que la habitaba: cuentos transhumantes. Disponibles en Amazon.com

 

 

 

Saturday, June 6, 2020

VARIACIONES SOBRE EL MISMO PLATO (Gastropoiesis)

—por Alberto Hernández.
Para mi amiga Lena Yau—

foto.mamby.com
VARIACIONES
Quien se sienta a la mesa
Calcula que podría recoger las boronas
Las migajas de su descuido
O disimulará el intento de los dedos
Al tocar la textura del pan

Algún día recordará el hambre
Porque el hambre
Compañero del silencio y los estragos
Es una variación del hartazgo
-la gula envilece un tanto por indiscreta-
O si se quiere ser más explícito
Es un arreglo entre el vacío de la panza
Y los malos pensamientos.

Quien no coma con hambre
Sabe lo que es un plato de ilusiones.


PABELLÓN CON POEMA
La boca que se come el poema
Podría comenzar por decir
Que se come
La flora y la fauna en un plato

Los granos negros rebosan
Parte de una galaxia aunque parezca exagerado
Y el arroz la nieve granizada
Aliñada con pequeños cometas detenidos

La carne mechada
Una melena que se abriga en la lengua.


PABELLÓN A CABALLO Y CON BARANDAS
El sol o la luna en el medio
Y el brioso sabor de la carne
Visitada por el ajo y la cebolla

Se podría oír el relincho de un potro
En un corral de arroz
Y caraotas negras.


ASADO NEGRO
—Al señor Scannone—
Varias veces veo la textura de la carne
El color de su presencia efímera
Me llevo a la boca su pigmento
Su sabor concluido por el fuego
y me habitan las ganas de un buen vino
que en esta tierra
podría ser un imposible
una utópica razón para decirle
a la cerveza de su genuino arraigo
cercado por el plato.


PARRILLA
Trozos de punta trasera  
Retazos del fuego sobre leña
Carne que puede en el diente
Decir de sus hazañas.


PALO A PIQUE
Ningún barco anda en este plato
En todo caso
El plato alberga frijoles revueltos con arroz
Y un ligero acento de aceite
Y algunas veces
Cuando la pobreza alcanza
Unas hilachas de carne de cerdo
Para elevar a la gloria el nombre de la abuela.


COSTILLITAS DE CERDO
Se le dice cochino y vitupera
Se le ve con mañosa impericia
Pero no hay región del alma
Que rechace esos huesecillos
Que liberan las ansias
Que abultan tantos cantos.
Y así mientras brindamos
Dejamos de lado el chiquero
En la eterna filosofía del barro.


GUISO
La cebolla habla claro.
Visita el párpado. Nos hace llorar
El ajo invoca al tensiómetro
La albahaca lleva las papilas a un país árabe
El cebollín salta la cuerda y le añade
Al cuerpo de la carne un sabor
Tan sincero que nos dice verdades en la lengua

Habría que agregar más ingredientes
Pero a veces la economía no nos alcanza
Y nos convierte en magos frente a la hornilla ardiente.


foto.elperiodiquito.com
REINA PEPEADA
Se acerca usted a la barra mientras amanece
y dice
Una reina pepiada
Y suena la i tan latina
Como la arepa que contiene
El sabor y todos los milagros
Que la lengua acepta.

Redonda y tostada
Su vientre envuelve a la ensalada
En la que la mayonesa
Nos hace sucumbir
Mientras la boca apuña
La masa y un sorbo de jugo tropical
Pasea la garganta
Y allá –sin esperarlo- canta un pájaro
Y sale el sol.
La resaca es otro asunto.


CACHAPA CON QUESO
Luna del día
De la mañana de la tarde
Sol de la noche con cuajada
De la Vía Láctea
Sobre su rostro brillante.

Se le añade otro sol
Tan blanco que deslumbra.


MELCOCHA
Palabra vieja dulce antiguo de la caña.
Pegoste recurrente
Que almibara la lengua
Sabor instalado al final de la boca
Donde comienza a decirse alfeñique
Cuando la saliva ablanda su destino
Venida de melaza también es miel de abono
De tierra cálida y renuente
Melao en vulgar y sabrosa sonoridad
De campesino atuendo
Se desviste en la boca y es gelatina
Que alivia las tristezas.


DULCE DE LECHOSA
Bulbo de la altura que sale de la tierra
Vulva en su forma angélica y visual
Y vulva en su sabor clorofílico y celeste
No se enmudezca la palabra clítoris
Rodeado de semillas vigorosas

Lechosa por su leche y su cubierta
Herida en su cordón umbilical
Deja la mata y se ofrece en rodajas
Y ha sido, es y será postre
En grávida celebración ventral
Anímica y teológica
Bárbara esdrújula en tamaño
Aunque grave al nombrarla.
Pero su salud siempre ha sido motivo
De algarabía festiva.

Y si es postre, mejor, que la fruta se ofrece.


DULCE DE LECHE
Ubre pasional manos que exprimen
La blanca alucinación de una vaca pampera
De los altos andinos cerreros
De la vega llanera de la planicie abierta
Donde abunda la hierba
La sal en su rocío
Y entonces la leche y el azúcar
Grumosa su ética  su estética
En la sensación sobre la lengua acústica.

Como dulce de leche
Para nombrar el mundo.


JALEA DE MANGO
Uno cuenta los frutos desde abajo
Los colores de su piel adornan el follaje
Sean de bocado o de hilacha
Mangas como planetas

Y de ellos la jalea
Esa mermelada augusta que lamemos
Con los ojos cerrados
Un recuento de tantos sabores
Como de tantos mangos son sus colores y tamaños

La abuela mueve la paleta mientras el fuego
Engruesa la lava dulce de los mangos
Convertidos
En un milagro que emerge del fuego
Del solar campesino y de su leña
De la hornilla de gas

Y luego regalo  que la boca devora
La pasea sin necesidad de morderla
Sin necesidad de insultar con los dientes su textura

La jalea navega en el interior oscuro del cielo palatino
Mientras los labios se fruncen
Como si un beso subiera a la fronda de la copa del árbol.


foto.unicasa.com.ve
ARROZ CON COCO
En la punta de la lengua rema el sabor
En lo alto el fruto ovalado y duro
Frecuenta el horizonte del mar.

En los campos anegados
-mientras tanto-
Aparece el arroz
Y la leche se mueve
En las tetas henchidas de las vacas.

Luego viene el cocimiento
Y la gloria de avalar la gracia
Del coco de la leche y los granos milagrosos.

(Una canción de cuna abre el telón y comienza el festín)


COCADA
El mar azucarado.


GUARAPO DE PAPELÓN
Se estira el sabor sobre la lengua
Y un ligero mecer de espigas
Viene del campo sembrado de cañas.


BIENMESABE
¿Quién sabe si sabe bien si no ha probado
Sus glúteos, sus piernas o el dulce paladar
De su lengua?

¿Quién sabrá de la mano que entrega
El sabor de saber en las papilas
Las palabras de un sabroso cuerpo
Que en el plato se ofrece?


GOLFIADOS O GOLFEADOS
No sabemos distinguir
Entre dos vocales que no equivocan
El dulce esplendor en la boca.

El olor magnifica el momento
Y se vive
Se vive se respira
Con la redonda presencia del queso.


NAIBOA
El casabe
¿sabe de la casa?

Quien supo del sabor de la yuca
Le añade papelón y la sombra de un árbol.


TAJADAS FRITAS
Lenguas dulces para la lengua sola
Si van con queso
La boca se ilumina.


EL CAFÉ
En la mañana
Cuando el sol llega sin prisa
El olor se arrima a la cama
A la hamaca o al chinchorro
Y entonces comienza la vida
La taza presagia un cielo abierto
Y el sabor recorre todo el cuerpo
Nos sentimos salvados




Saturday, March 28, 2020

EL LIBRO TÚ: Poesía de Alberto Hernández


I


Un caballo mira
de lado
y detiene el cielo:

en un ojo
invisible y empolvado
lleva el sudor de la tierra.

Lo acomete la furia del viento.
Lo seducen
los rastros perdidos del día.

II

Hay una mujer destinada al sosiego:
abierta
a la voz más discreta.

Una mujer que canta en mi oído
resume su experiencia
en las burbujas del sueño.

Lleva un caballo
vibrante en las manos
y dice
en silencio
el universo entero.

Caballo y mujer
transitan bajo el sol,
revientan en aroma nocturno.

Blancas la página y las manos,
el código invisible,
los labios alegres para el beso:
blanca la mirada;

las ancas del caballo
propósito y palabra:
para tenerla en el blanco de los ojos.

Una mujer
es como el lenguaje de una estrella
en silencio:
caballo celestial.

Blanco es el libro,
su textura,
piel de papel,
pulpa de milagros.
Libro para morir
en la dulce mirada de las noches.

Mujer y estancia,
carrera
entre voces ocultas.

Para decir de ella
es necesario saludar a Dios.
Volver de la última infancia,
comer de la inocencia.

Para decir de ella
cuerpo tocado

III

La mujer mira y sigue su camino.

La tomo de sombra en la calle
y le comento las pecas de su pecho:
La tomo en zumo de frutas
y en té de manzanilla,
en caminar a plena calle
y sol,
sin dejar de pensar cuando sonríe.

En sus ojos regresa de plazas festivas.

IV

Bajo la llovizna
miro tus ojos
puestos con el verde del tiempo.
Con la imagen de un río
que derrama tu cuerpo:
tierra de árboles inmensos
de sueño contigo
de astro perdido
por la sensatez
de una luna repentina
redonda como los ojos que la inventan.

V

Este libro eres tú
en la blancura de su tacto,
en la silenciada certidumbre
del deseo
en la volcánica ondulación de esas aguas
donde un caballo intrépido
ahoga la corriente.
Mujer y Caroní
bajo la luz de una lámpara muerta.

Este libro de mirada imprecisa.
En este libro
recorres los huesos de la distancia
y te hundes
cuchillo en una voz que quiero recorrer
con boca de tu aliento,
con bocanada de aire y sin permiso.

VI

Cuando me abras
con la devoción de las noches,
sabrás de mi misterio,
de mis intentos por mirarte.
Te abro con la mano que no olvidar.
Te leo con los ojos
de siempre regresar.

VII

Soy animal de pelaje terreno.
Soy el que en silencio te consagra:
dame entonces
el canto y la oración,
el tacto simultáneo.

VIII

Aquí sigue la calle, el atajo:
potro de briznas y pecados.
Aquí sigue la nota,
la vuelta de la página,
caballo, río y mujer en el mismo adjetivo,
el labio quimérico,
el pie destacado.

La mujer que se ovilla
y respira profundo
sueña
y habla. Toca.
Cuerpo íntegro
en silencio,
nombre que pronuncia todos los espíritus,
el sabor a distancia,
la calma de la tierra.

Músculo noctívago,
corriente selvática:
mujer/ mirada,
registro de mareas.

Al abrir la boca, te descubro.
Con el beso llegan todas las olas
es asunto de ser caballo en la orilla.
Mareas solares,
torbellinos en alta mar
donde las naves quebrantan la cresta del tiempo.

IX

Al lado del río
mientras la corriente exprime el paisaje
la mujer, tú, muestra su blancura suicida
contra la espuma de piedra.

(Es sólo una imagen momentánea)

Finalmente
desde el cielo encendido
entre las nubes cargadas de luz
el nombre me repite.

X

Blanco es el poema:
atestigua en la luz que lo ahoga.

Es el potro ciego contra el río:
se derrama al final de la carrera.
Su pelaje es ilícito
tenaz como la mirada de un fantasma.

XI

Belfos al final de la página
alzadas las piernas para recibirme.

(En el cuello del potro enlazo las palabras
suda la noche bajo tu desnudez
sobre tu sombra).

XII

Me llenas de olores
me disperso en tu orgasmo sin preguntas:
noche blanca, diosa de la página escrita:
en el vientre vacío canto tus deseos:
corres
la pradera es un sueño
un alacrán en el hombro.

Libro animal, ancas marinas
muslos de mujer asediada
por la luna y mis manos.

Mudo de tanto ser caballo, de pelaje:
el sexo en los vientos de octubre.
Voz irreparable
me duele la carne sobre la tuya.

Viajo por todos los adentros
y no retorno al día
donde te encuentras tendida
lisa de árboles.

Cierro tus piernas
con el libro y con él regreso a la primera página.

Bufo bestia y bebo.
Bebo y regreso al pozo, al río imprescindible.



(©Alberto Hernández - Maracay, Venezuela 06-02-2004)