—por Alberto Hernández—
1.-
¿Qué no dejó escrito don Miguel de Cervantes en Don
Quijote? ¿Qué temas no se planteó? ¿Qué aventuras no vivió mientras cabalgaba
alucinado por las sabanas de La Mancha?
Se habla de la novela total, de la obra narrativa que
recogió el mundo y sus asuntos todos. La novela que se pasea en todas las
lenguas a través de un personaje cuya locura ha sido la más iluminada lucidez
que perdura y perdurará mientras exista humanidad.
Rafael Cadenas hoy se ha encontrado con Don Miguel. Y
desde todas las angustias vividas y por vivir, en sus “Anotaciones” el
venezolano se ve con el manchego para seguir viajando en el idioma que
comparten.
Cadenas escribe como si Don Quijote lo acompañara en su
porfía:
“Los días del humanismo están contados. Todavía le queda
el amparo de las universidades –no de todas- donde debe justificarse, demostrar
que es necesario, rendir tributo a la sociedad utilitaria…”
Don Quijote se enfrentó a los molinos de viento creyendo
que eran gigantes, porque la humanidad estaba en peligro. Su humanismo, su
locura, consistía en rescatar lo insalvable. No obstante, esa porfía –la de
ambos autores- continúa: es necesario que el ser humano se humanice y para eso
debe la escuela ser la tutora de esa humanidad descalabrada.
También escribe Cadenas. Y lo hace desde su herramienta
humanista:
“La quiebra de la lengua es la quiebra de la cultura, de
la sociedad y del espíritu. Es tan indeciblemente importante enseñarla bien….”
Cervantes, el mayor defensor de su lengua: Su personaje,
Don Quijote, lo decía con creces. El buen uso del idioma favorece las aventuras
del vivir.
En estas coincidencias Cadenas y Don Miguel se hermanan a
través del loco personaje que sigue cabalgando por la llanura castellana.
2.-
¿Contra quién luchaba Don quijote?
Rafael Cadenas lo advierte con estas palabras, las mismas
que en algún espacio de la gran novela están vertidas con expresiva riqueza:
“Hemos entrado en una barbarie…Después de todo, los
bárbaros portan una energía que avigora civilizaciones cansadas. En nuestro
tiempo es la sociedad la que, revestida de progreso, se barbariza. Se trata de
una destructividad “inteligente”. Hay algo fanático en el progreso que
conocemos”.
Cervantes también anduvo con esas reflexiones a cuesta.
Su personaje luchaba contra la barbarie, contra las injusticias, contra el odio
y la incultura. Su lúcida demencia fue producto de haberse instalado en la
imaginación: una locura que consistía en salvar el mundo que lo rodeaba. Un aventurero,
como suele ser todo poeta.
3.-
A las alucinaciones de Don Quijote se puede aproximar
este texto, porque no se trataba de obligar a nadie a ser como él era: un viejo
flaco sobre un también flaco caballo, acompañado de un alter ego que lo
contrastaba, que lo completaba.
Cadenas dice:
“Los poetas no convencen.
Tampoco vencen.
Su papal es otro, ajeno al poder: ser contraste”.
Esta quijotesca figura venezolana sigue peleando con
gigantes. Sigue haciendo la poesía que seguirá siendo, como sigue siendo el
caballero de la triste figura: derribar las sombras, borrar el poder que
siempre ha afectado al humanismo.
4.-
El Premio Cervantes que le ha sido concedido a Rafael
Cadenas es una reafirmación de su quehacer, de su quijotesca y poética
insistencia. Un tributo que marca un hito en la historia de la literatura
venezolana y americana que habla español. Que habla todos los idiomas.
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